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a. ¿Qué relación existe entre los principios y vida práctica del hombre según aparece en ambos textos? Fundamente.

 

En el texto La filosofía en la vida humana (p.104) se hace referencia a la filosofía, vida para la vida de tal forma que se apunta que: “Estamos ante un error, por cuanto el conocer en general, y el conocimiento filosófico en concreto, constituyen ya modos reales y especialmente relevantes del vivir y del perfeccionamiento humano”. En sí mismo el afán de saber y conocer son insoslayables como modos de vivir, ya que nos permiten avanzar como humanidad, asimismo reconociéndonos como tales. Por ello la filosofía en principio y por naturaleza posee un carácter que nos permite aprender a conocer y como tal, aprender a vivir.

En relación con lo anterior, también se señala en el mismo texto (p. 105); “Conocer es una forma superior de vivir, y el conocimiento intelectual una manifestación de vida más plena, densa y gratificante que la sensible”. Con lo señalado, se pone de manifiesto que el saber y conocimiento filosófico nos permiten alcanzar un sentido de vida más pleno y próximo, inclusive al ideal de felicidad. En la misma línea; “filosofar consiste, en última instancia, en conocer a fondo la realidad, en vivirla intencionalmente desde dentro y vibrar con ella” (p. 105). Esta forma de conocimiento sin duda incursiona en los avatares de la vida misma, comprendiendo los fenómenos de la naturaleza humana y así, ampliar nuestra óptica e inteligibilidad del mundo material y de lo metafísico.

Uno de los principios fundamentales que plantea el texto es comprender a la filosofía como vida de la vida (p. 106): “Si de lo que se trata en fin de cuentas es de construir la propia vida, de actualizar y dar cumplimiento al personal proyecto existencial, parece imprescindible, aunque no suficiente, buscar y conocer el significado y el lugar de esa plenitud. Y para lograrlo la filosofía resulta insustituible en el ámbito natural y al menos en su ejercicio espontáneo”. En otras palabras, el ser humano aprende a conocer su lugar en el mundo en el plano existencial y, a su vez a poner en prácticas principios rectores que regirán su vida encaminada a un bien mayor, tanto individual como social.

Filosofar requiere de un contexto determinado que funciona a modo de marco de referencia para nuestro actuar (p.107): “que no se empieza a filosofar desde el vacío, sino desde una determinada situación histórica, cultural y biográfica, que influye, aunque no determina nuestro modo de plantear y resolver los problemas”. La filosofía adquiere un carácter práctico igualmente en tanto que nos permite y parafraseando al texto citado pensar por nosotros mismos, estimular la creatividad en la resolución de problemas y lograr un desarrollo individual y colectivo.

Finalmente, cabe referir las ideas que nos proporciona el texto Filosofía y vida ciudadana: unas reflexiones del catedrático Julián Arroyo. Primeramente, respecto al pensamiento crítico, (p. 190): “En todo caso, puede decirse que la filosofía ha defendido en cada momento de su historia sus derechos a tomar parte e intervenir en lo que sucede en la sociedad para orientar una línea de análisis crítico sobre ella y plantear perspectivas de modificación. Análisis de la realidad y transformación de la misma son tesis complementarias, aunque en distintos momentos se haya enfatizado más una que otra”. En sí misma la filosofía en su carácter práctico nos permite repensar los preceptos sociales dentro del dinamismo y complejidad de cada cultura con el fin de alcanzar un bien mayor.

Otro principio fundamental es que promueve una sana convivencia y da respuestas a las diversas problemáticas que aquejan el convivir humano (Arroyo, p. 193): “Cada vez creemos menos en fundamentos y valores fijos, como las etnias, la religión, el idioma o la estructura social”. En relación con ello la vida práctica del hombre se configura en un cambio constante de relaciones intersubjetivas, donde los valores también se encuentran en dinámicas de poder. Es por lo anterior que la filosofía aspira a una convivencia armónica de las diferencias en los más variados ámbitos de los constituyentes humanos, a saber, la base de una sociedad y cultura. Dicho sea de paso, no se puede lograr tal convivencia humana sin el principio de la tolerancia (Arroyo, p. 195): “Desde luego, para tener en cuenta las ideas de los otros y para respetarlas, para que nos completen tales ideas y enfoques posibles. La razón es porque entonces habría que intercambiar ideas y debatirlas hasta lograr acuerdos provisionales o definitivos”.

Sin ir más lejos la filosofía se encuentra en la base de la vida ciudadana con principio ético, aspirando a la búsqueda de las ideas y sus consecuentes críticas; es decir, lo que se ha venido a llamar la práctica de crítica de ideas (Arroyo, p. 197): “Esto enriquece cualquier área y ofrece la presencia de la filosofía como imprescindible en los currículos de los distintos niveles de enseñanza. Porque las ideas son el da-sein oculto que gestiona y desarrolla la producción humana y contribuye a comprender la historia de la humanidad. Por eso la filosofía sí tiene sentido y su presencia adquiere caracteres de necesidad”.

En último punto resulta clave cómo la práctica filosófica nos llevará a aproximarnos a ser una comunidad libre y justa, que plantea retos como el de la seguridad (Arroyo, p. 205): “Uno no puede ser libre sin encontrarse seguro, pero la seguridad se logrará por vías diferentes a las que parecen llevarse cada vez más en estos momentos”. En ese sentido más bien se refiere a la seguridad como medio para alcanzar la libertad.

 

Otro postrer reto es la diversidad cultural donde se plantea que esta es consecuencia de la libertad (Arroyo, p. 206): “La coexistencia pacífica de las tradiciones quiebra las tensiones, reduciéndolas a diálogo y debate racional en un clima de respeto a la diversidad y la convivencia en paz de las culturas”. Para finalizar, el tercer reto correspondiente es la aplicación universal de los contenidos de los Derechos humanos (Arroyo, p. 206): “Reconocer el derecho de los pueblos a la paz y a la seguridad, a la solidaridad, a las relaciones de amistad y a la realización de sus ciudadanos producirá mayores niveles de libertad e igualdad y mejores condiciones de vida en un entramado constitutivo del proceso de la propia existencia individual y colectiva, haciendo del mundo nuestra casa habitable”. Todo lo anterior nos llevará a ser personas y ciudadanos más libres y conscientes de nuestro proceder individual como social; es allí donde radica el verdadero valor de la filosofía práctica.

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