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¿Cuál es la factibilidad, aportes y nudos críticos que presenta el Conectivismo como teoría del aprendizaje para la era digital en nuestro actual contexto educacional?

 

Sin lugar a duda el Conectivismo surge como una teoría propia de nuestro tiempo, es decir, la era digital, el internet, dispositivos electrónicos de alto desarrollo tecnológico, globalización y nativos digitales. Desafortunadamente ello va a la par con una sociedad de consumo con mentalidad capitalista y competitiva; por consiguiente, el conocimiento también se ha convertido en objeto de consumo, perdiendo el real foco de la educación y enseñanza-aprendizaje: “Consecuentemente, muchos estudiantes están comenzando a ser considerados como consumidores, en lugar de aprendices” (Merrian, et al. 2006). Sin embargo, no todo es negativo, pues una tendencia actual producto de dicha realidad es lo que se ha venido a llamar aprendizaje para la vida, que ha generado una ingente cantidad de cursos, perfeccionamientos, postítulos y grados académicos incesantes en una formación continua, aprovechando a su vez los contextos virtuales, que previo a la pandemia del Covid 19 ya se estaban insertando paulatinamente, pero tras esta y las modalidades semipresenciales, así como e-learning, han llegado para quedarse: “En este contexto, durante las últimas décadas la oferta de programas de educación en línea se ha incrementado notablemente. La educación basada en Internet ha contribuido a expandir el aprendizaje en ambientes formales, no formales, e informales (Merrian et al. 2006).

A saber, el autor señala respecto al Conectivismo de Siemens: “El Conectivismo define el aprendizaje como un proceso continuo que ocurre en diferentes escenarios, incluyendo comunidades de práctica, redes personales y en el desempeño de tareas en el lugar de trabajo” (Gutiérrez, 2012). Lo anterior se condice con los principios del Conectivismo que en líneas generales apuntan a que el aprendizaje y conocimiento se encuentran en la diversidad de opiniones, conexión especializada de fuentes de información, inclusive es posible aprender a través de artefactos no humanos, teniendo en consideración la capacidad para aprender o el aprender a aprender, en otras palabras en el contexto de una sociedad de la información en constante dinamismo y, por supuesto, a lo que debe su nombre en tanto teoría; a la capacidad para establecer conexiones entre áreas, ideas o conceptos, así como la toma de decisiones. Todo lo anterior constituye habilidades fundamentales para la educación para el siglo XXI, caracterizada por una alta especialización, aprendizaje a través de soportes y medios digitales y una considerable cantidad de información ante lo que es preciso aprender a discernir y ser capaz de generar un aprendizaje más autónomo, autocrítico con miras a contribuir a una sociedad en transformación constante.

Comentarios a compañeros:

1.- Lo que planteas es sumamente relevante, es decir, cómo las aulas tradicionales de clases que llevan siglos sin mayores actualizaciones y cambios han tenido que transformarse y adaptarse a la era digital. No obstante, pareciera que siempre están un paso atrás en relación con la sociedad de la información y el conocimiento; en vez de erigirse como espacios privilegiados de cuestionamiento y pensamiento crítico. Al mismo tiempo cabe señalar que como se menciona en los planteamientos del Conectivismo de Siemens, una de las habilidades claves para la educación para el siglo XXI es el aprender a aprender: "La capacidad para conocer más, es más importante que lo actualmente conocido" (Gutiérrez, 2012). Vale decir, frente a la problemática que señalas considero que deberíamos ver con ojos más optimistas al aula de clases, pues esta como señalé anteriormente debe ser previsora y crítica en relación a la realidad, porque si bien los estudiantes pueden acceder a una ingente cantidad de información, resulta primordial el que aprendan a discernir y seleccionar la información de acuerdo a sus requerimientos y como bien refieres, es allí donde radica el rol clave del docente para esta era digital, ser capaz de guiar y direccionar las herramientas para un idóneo proceso de enseñanza-aprendizaje, fortaleciendo capacidades óptimas para aprender en los educandos.

2.- Concuerdo plenamente en la importancia de posibilitar esfuerzos como sociedad para que cada vez mayor cantidad de ciudadanos y educandos en procesos de formación, adquieran herramientas digitales, tengan acceso a internet y, también a espacios de virtualidad globales del conocimiento. Aún en principios de este 2023 existen zonas del mundo sin acceso a plataformas digitales o dispositivos tecnológicos de alta capacidad, lo que ha generado un impacto negativo y acentuado a su vez la desigualdad e inequidad global en materia socioeconómica. Por ello es primordial promover una enseñanza-aprendizaje que permita generar mayor cantidad de redes e intercambio más allá de nuestras fronteras, que nos permitan conocer, diversificar y aportar no solo a nuestra propia realidad inmediata: " Alimentar y mantener las conexiones es necesario para facilitar el aprendizaje continuo" (Siemens, 2004).

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