La amistad es para algunos el compartir y apoyarse mutuamente frente a las adversidades y gratos momentos de nuestras vidas; para otros es simplemente un lazo que los une y que es muy fuerte pero frágil a la vez. Es decir, es tan valioso y resistente como el oro, pero en momentos de incertidumbre puede ser frágil y leve como suspiro de lluvia frente a la inmensidad del mar...
Aquella noche de lluvia Pedro iba rápidamente calles tras calles desoladas camino a su casa, pero la borrasca no cesaba, más aún el viento y lluvia embestían con fuerzas a todo aquello que estuviese bajo las penumbras de la noche. Intentó buscar un refugio, pero no atisbó ninguno, mas no obstante, apresuró su caminar. Finalmente se topó con una plaza a la que se dirigió a pasos furtivos; estando en ella se resguardó bajo un árbol, esperando que la tormenta se apaciguara, mientras estaba a la espera comenzó a meditar en lo extenuante que había sido todo aquel día, en ese instante escucha sollozar la voz de una mujer...
Erica estaba hastiada de todo, no quería ver a nadie, todo para ella había terminado, Rafael era ya un recuerdo fugaz en su vida, un mal recuerdo, sus padres no la apoyaban; sus amigos, o al menos los que ella creía sus amigos, la habían defraudado, abandonándola en el momento que una mujer más necesita de amparo.
Pedro en un intento de escuchar y ver quién era aquella mujer, resbaló...
Erica escuchó un ruido, se asustó mucho. Quería salir corriendo, pero dónde iría una mujer que no tenía dónde resguardarse más que en una plaza desolada...
Rápidamente Pedro se levantó y se percató que la mujer sollozaba con menor intensidad, más aún se asomó tras el árbol a mirar...
Erica levantó su mirada hacia el lugar de donde había provenido aquel ruido, mas sin saber qué hacer quedó perpleja ante aquella silueta de un hombre que la estaba observando...
-Disculpe, no pude evitar escuchar su llanto, no la molestaré, sólo quería saber quién lloraba -dijo Pedro.
Erica, aún más anonadada, sin ella quererlo esbozó una sonrisa en su rostro; -no te preocupes, gracias. - Pronunció asimilando todo aquello que le acontecía.
Pedro acercándose a ella le dijo; -no tienes por qué agradecer, cualquiera se preocuparía al escuchar a alguien llorar del modo en que tú lo hacías.-
-No creas, no cualquiera lo haría -dijo Erica con tono melancólico.
-Muchas veces nos sentimos solos, sentimos que nadie nos estima o que somos incomprendidos.-dijo Pedro, a medida que se acercaba a la banca y se sentaba a su lado.
Erica lo mira a los ojos y le dice: -eres un ángel, gracias por quedarte.- Pedro se ruboriza, perdiendo a la par su habla.
Me llamo Erica, mi novio me abandonó en el momento más importante de mi vida, estoy sola. Hace una semana que quedé embarazada, cuando decidí contarle a él, lo encontré con otra; no sabía qué hacer, cuando le dije a mis padres, me trataron como una cualquiera y me exigieron que abortara. Así que decidí irme de la casa, recurrí a mis amigos y ninguno me acogió, ahora llegas tú en este momento que lo único que quería era abortar.
Pedro quedó lívido ante tales palabras, pese a ello, intentó aconsejarla. ¡No lo haga!, nosotros somos producto de nuestros propios actos, es difícil tomar decisiones, más todavía en momentos de incertidumbre como éste, pero es ahora cuando tenemos que tener el máximo de coraje y enfrentar los problemas. Los hijos, no tienen la culpa de los actos que cometen los padres, todos cometemos errores, pero la diferencia está en saber asumirlos, no aborte, está en juego la vida de su hijo y la suya...
! Pero jamás has pasado por algo así, entonces no me digas que es lo que debo hacer, no tengo más alternativa! -díjole Erica con tono lastimero.
-No es así; yo no tengo padre, al menos no lo conozco y tampoco me interesa conocerlo, pero estoy orgulloso de mi madre, porque ella no desistió ante lo que le dijeran los demás, fue madre soltera a los 17 años.- Pronunciaba levemente Pedro.
Erica quedó pasmada, lo abrazó y lloró en su hombro, mas él también la abrazó y la reconfortó.
Gracias por todo, me has abierto los ojos, tienes razón, tengo que ser fuerte y enfrentarme a mis padres, mi hijo se merece lo mejor, una madre que pese a todas las dificultades lo quiso -Profirió Erica, ya sin sollozar.
Se despidieron, ya la lluvia empezaba a cesar... Cada uno siguió su caminar, frente a los suspiros de lluvia que ya no caían más...
Creo que este cuento me llegó,más que los otros, me acordé de la Kim y todo eso... gracias por escribirlo
ResponderEliminarExcelente trabajo, continúa escribiendo, estoy seguro que llegarás muy lejos.
ResponderEliminarGracias a ambos por sus comentarios, disculpen por no haber respondido antes, pero hoy estaba releyendo mis antiguos escritos y me encontré con sus comentarios. Muchas gracias :) haré lo posible por seguir mejorando y deleitarlos con nuevas historias.
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