En la soledad de la noche siento bullir palabras en mi mente, que quieren manifestarse, que quieren hacerse carne, traslucirse desde los pensamientos y expresarse en significantes que hilen coherentemente mis ideas, en fin, hoy quiero escribir. ¿Siento tristeza? No lo sé con certeza, ¿siento felicidad? No lo sé, sólo sé que estoy solo. Varias ideas han rondado mi mente estos días, tales como aquellas que si estuviese en mi tierra, no podría ser el mismo, no podría hablar de lo mismo, pues no me entenderían probablemente, he aprendido que no todos se dan el tiempo y la disposición de escucharte y aquellos que lo hacen, creen ellos siempre tener la razón, la convivencia es difícil, sin embargo, no se me olvida el por qué me vine a Santiago, de hecho vine a aprender de los mejores, a conocer sus vidas, ser parte de ellas, que fuesen mis maestros y que me enseñaran a vivir, pese a que cada vida en sí es única, no obstante, la distancia y guerra de egos nos entrechoca, es difícil aproximarse a algunos y aprender de ellos, vale decir, ¿cuándo están dispuestos a entregarte de sus conocimientos?, ¿cuándo puedes empaparte e imbuirte de ellos y ser un aprendiz? Al mismo tiempo veo el sacrificio de mis padres, a kilómetros de distancia en estos momentos, mas yo también me sacrifico y pese a que no estoy con ellos in presentia e igual nos comunicamos, aquí vivo mi propia vida como a mí se me antoja, de hecho para tener veinte años, tal vez ha sido una suerte para mí haber logrado estar en el lugar y momento indicados, ahora debo seguir el camino, ahora que descubrí lo que quiero, que no todos somos iguales, que los caracteres y las personas en sí son diferentes, tengo cómo seguir adelante. ¿En qué momento uno es aprendiz y en cuál es maestro? ¿Cuándo vivimos realmente y cuándo dejamos de hacerlo? Muchas son las interrogantes que me embargan, no creo poder contestarlas todas, son muchas y cada vez se prolongan más, pero al menos quiero que mi vida sea cada día mejor, que cada día puede vivirlo con mayor intensidad y que sin duda alguna aprenda a vivir, en estos momentos me encuentro en tercero de letras y cada vez estoy abriendo más los ojos, he observado en qué están las demás personas, en qué está el mundo y así he podido abrirme cada día un poco más, mi mente ahora sí se ha abierto realmente.
A lo largo de la historia nos encontramos con diversas sociedades, cada una de ellas con rasgos distintivos, de este modo distinguimos unas más tolerantes y otras más represivas. No obstante, si realizamos un mayor escrutinio, lograremos atisbar que en su conjunto poseen patrones en común, los cuales se han ido reiterando una y otra vez en una relación de causalidad cíclica, que no es más que los antecedentes y causas que culminan en acontecimientos radicales y revolucionarios para la época, los que innumerables veces marcan un hito indeleble en la historia.
Lo anteriormente señalado ha sido un tema recurrente en la Literatura universal, cuyos autores debido al contexto histórico en el cual les ha tocado vivir, se han visto motivados por tales situaciones y han decidido plasmar en la retórica sus ideales liberales y visión en torno a aquella realidad que se les tornaba adversa. Un ejemplo de ello es el microrrelato “La Hormiga”, cuyo autor es Marco Denevi, del cual han surgido
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