Hoy escribo mientras viajo, generalmente lo hago cuando estoy en un lugar tranquilo y en mi notebook ante todo, no obstante, ahora me he dedicado a observar a las personas, sus acciones, sus vidas, su estrés. De hecho, de igual modo me estresa tener que relacionarme con el mundo, con su caos, con su desorden. Nuevamente pensaba en la monotonía de la vida de las personas, de su vacuo mundo interior o ¿acaso será que mi mundo interior se ha enriquecido?, probablemente sí, eso se lo debo a la lectura continúa y constante, de hecho recién ahora soy relativamente consciente de lo que estudio; de lo fundamental que es para la sociedad, aunque ésta desprecie carreras de esta índole. También pensaba en lo atemporal que es estudiar letras, sientes cómo todo fluye, cómo el mundo fluye, mientras tú reflexionas sobre el acontecer y sobre aquellos a quienes ves, criticas y piensas. Es decir, lo imperdurable del mundo.
Regresando a mis pensamientos en torno a que el mundo, el ruido, entre otros, en sí me estresan, me hacen pensar sin duda alguna, que me estoy volviendo un tanto misántropo –sí, como la obra teatral de Moliere- que no encajo en la sociedad actual –lo que me rememora la obra Patas de perro de Carlos Droguett, donde según una amiga me asemejo a Bobi-, que mis intereses van por otro lado o de hecho mi mente siempre anda divagando. También me he percatado que a veces la gente no tiene nada que decirse, nada de lo cual hablar, quizás si leyeran más, sus vidas serían más interesantes, al fin y al cabo, de cierto modo aquello es lo que he ido descubriendo y observando.
Me recordaste a Nietzche, las letras son un arte estático, por no decir muerto, mientras el resto de la vida fluye...
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