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Mis sueños y la escritura.




Mis sueños y la escritura, como hace ya un par de años, me he propuesto volver  a escribir mis sueños, generalmente los recuerdos en los períodos más álguidos de creatividad intelectual, donde ante cada nuevo amanecer mis ojos se sobresaltan y mi mente y cuerpo se activan, para levantarme de improviso y comenzar el día. En efecto, he tenido todo tipo de sueños, algunos idealistas, otros auguradores, dependiendo de dónde me encuentre, pues es claro, lo que vivimos en el día a día, lo que leemos y escribimos, inclusive de quién nos rodeamos y el lugar en el que habitamos, inciden en nuestro comportamiento onírico, ya sea la añoranza de nuestros deseos más profundos, de asir aquellos recuerdos de nuestro pasado, de que en alguna oportunidad vivimos aquello que nuestra mente atesora, con mayor razón para quiénes trabajamos con nuestro intelecto, pues es nuestro modo de conocimiento de mundo, de captar a través de nuestros sentidos y percibir la vida misma, la luminosidad de los rayos de sol, que atraviesan nuestras pupilas. En los sueños están presentes nuestros más recónditas ansias, ¿Qué se desea?, ¿El sueño no es el primer paso a la muerte y al fin de un día ya desvanecido? Desde hoy me propuse retomar la tarea de anotar y describir mis sueños en esta máquina escrituraria que es mi computador personal, más que mal algunos van desde mi casa de la infancia, la de mis amigos de aquella época de mi vida, de mi colegio y su inmensidad, pues la enormidad de éste, sus bibliotecas, pasillos y capillas, son un tópico permanente en mi itinerario onírico, a veces se me confunde aquello que fue vivido, con aquello que nuestra mente recea para dar cuenta de lo que ella quiere creer, por ello escribo, para dar el testimonio verídico de aquello que quizás en ciertos momentos la mente puede jugarnos una mala pasada, al menos hasta ahora mi mente se mantiene con la lucidez de costumbre, con aquella que me permite retener palabras, sentidos y significaciones, que me perite enamorarme desinteresadamente y proyectarme en el futuro, es aquella mente que encausa mi vida, mi memoria, mis recuerdos y sensaciones más íntimas, la mente humana es la más brillante de las creaciones, por ello se ha convertido en una intriga, un misterio y enigma a descifrar, cada vez que vuelvo una y otra vez sobre este tema, me hago la misma pregunta, ¿Cuál es la naturaleza de los sueños?, ¿Cuánto de mí mismo y de otros puedo conocer como soñante y recepcionante onírico? Al fin y al cabo, la palabra y las imágenes son las directrices de cada acto que realizamos en el estado diurno y en la inconsciencia de estar sumidos en un estado de vigilia.

Desviándome del tema y tal vez, haciendo una digresión, pienso en la vida y sus caminos, que este año pude confirmar de múltiples maneras, pues sin duda alguna estamos interconectados, no sólo para acudir a aquellos lugares donde necesitemos satisfacer nuestras necesidades recurriendo a un servicio, sino que cada nuevo día es una manera de comenzar a vivir, de depositar nuestras ideas por escrito, de conocer otras realidades y transformar la propia, cada vez creo que empiezo a conocer y reconocer los tipos humanos, la manera en cómo funciona el mundo y los sueños son una manera y forma que ayuda a tener una mejor comprensión de éste, pues lo interior se proyecta en lo exterior, lo uno en lo otro, así aquello que hemos soñado es la manifestación latente de cómo nos relacionamos con el mundo, es por esto que estoy dispuesto a vivir, a fluir vitalmente y estar en aquellos lugares donde hayan psinergias energéticas. Uno a lo largo de su vida, pierde la cuenta de los lugares que visita, los temas a los que recurre, las personas a las que conoce, las palabras que pronuncia y los lugares que habita y aquellos a los que retorna, en este flujo permanente de ires y venires que es la vida, ya que en un momento podemos estar en lo más encumbrado de la vida y al suigente en el haberno, por ello nuestra mayor seguridad es nuestra propia vida, el saber que existimos y que hacemos algo por seguir haciéndolo, sin detenernos, la vida fluye y nosotros con ella. 

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