Un día de
caminos inconclusos y de posibilidades abiertas, así creo que puedo definir la
serie de acontecimientos y sucesos repentinos que me sucedieron ayer, estaba en
casa, la noche iluminaba mi llegada, comenzaba a planear lo que sería de mi
vida los próximos días y entre decisiones, revisión de poemarios y posibles
proyectos, comenzó a sonar la alarma de la casa del frente, una casa amplia, de
la que pude desprender trabajaban y pertenecían a los dueños de una productora,
todo ello ocurrió en la calle Galicia con los Talaveras, séctor bastante
tranquilo, pero que para mi sorpresa y como moneda corriente en Chile, había
tenido un intento frustrado de robo, pues bien, lo que pensé sería una noche
tranquila, inició de una manera inesperada, con vecinos aproximándose, con un
afán de hacer vida en comunidad, de preocuparse del otro, de quién vive en tu
entorno, saliendo del individualismo rutinario que caracteriza a nuestra
sociedad. Así ese día pude conocer a los vecinos, que a estas alturas, ya me
deben más que reconocer, pues suelo caminar, pensar y meditar por los
alrededores, buscando ideas de escritura y quizás escudriñar ese momento de
inspiración, que a veces llega cuando uno menos se lo espera, a pesar que
llegado este punto, prbablemente pueda escribir en cualquier lugar del mundo en
que me encuentre y, sin embargo, pese a todo, logro abstraerme. Luego, después
de unos cuantos intercambios comunicacionales sobre lo ocurrido, junto a un
amigo, compañero, estuvimos, ya que fuimos testigos de la situación, dando a
conocer lo visto con la patrulla que llegó en ese momento y con los dueños de
casa, que estaban impactados.
Después, tras
al parecer haber hecho la buena acción del día, terminé recorriendo el
boulevard de Plaza Ñuñoa, tomando un típico té burgués, en una taza de
porcelana, con una conversación que se extendió por horas, reflexiones de la
vida, de cosmovisiones, de política, pero ante todo, me sirvió para conocer más
a mi amigo, que acompañó durante nueve meses mi estadía en esta parte de la
ciudad, me abrió los ojos ante una realidad que a veces desconozco, pues suelo
ser una persona de ambientes tranquilos y no moverme del todo en el mundo
nocturno, ya que no me gusta inundarme de esas energías que inundan mis
pensamientos de negatividades, me gusta mantener mi esencia intacta, aún creo
que se puede ser inocente en este mundo.
José
Patricio Chamorro, 20/12/2013, Ñuñoa.
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