Ir al contenido principal

"Exhortación a la paz: El último canto a la humanidad".

"Exhortación a la paz: El último canto a la humanidad."

El mundo se cae a pedazos, la palabra yace dormida y lejana

Como un final feliz, un felices por siempre de cuentos maravillosos

La tierra agoniza, el cielo llora por los pecados de la tierra

Las nubes con su manto de armiño abrazan las arboledas mustias

De sangre escarlata se tiňen las fronteras del mundo

La humanidad clama a gritos las vidas perdidas de ángeles en guerra

Las bélicas trompetas del apocalipsis resuenan en medio oriente

La fragilidad de las almas en un mar de lágrimas y desdichas suspiran por última vez

La tragedia es la condena por tomar la justicia por nuestras manos

Es el acorde disonante del concierto estertóreo de la paz en llamas

Vacuidad, triste escenario de la soledad infinita de un errar sin rumbo

Humanidad, ¿Dónde te has ido?, ¿Por qué nos abandonas?

¡Humanidad!, ¡humanidad! Responde este triste llamado de auxilio

Tus hijos hemos sido presa de la codicia de los hombres

Han profanado las entrañas más profundas de nuestra madre natura

Hoy pagamos el precio de la consciencia, la voz efímera de nuestra existencia.

autor: José Patricio Chamorro Jara
Chillán, 6 abril 2017.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"La Hormiga", Marco Denevi (1969).

A lo largo de la historia nos encontramos con diversas sociedades, cada una de ellas con rasgos distintivos, de este modo distinguimos unas más tolerantes y otras más represivas. No obstante, si realizamos un mayor escrutinio, lograremos atisbar que en su conjunto poseen patrones en común, los cuales se han ido reiterando una y otra vez en una relación de causalidad cíclica, que no es más que los antecedentes y causas que culminan en acontecimientos radicales y revolucionarios para la época, los que innumerables veces marcan un hito indeleble en la historia. Lo anteriormente señalado ha sido un tema recurrente en la Literatura universal, cuyos autores debido al contexto histórico en el cual les ha tocado vivir, se han visto motivados por tales situaciones y han decidido plasmar en la retórica sus ideales liberales y visión en torno a aquella realidad que se les tornaba adversa. Un ejemplo de ello es el microrrelato “La Hormiga”, cuyo autor es Marco Denevi, del cual han surgido

Ensayo, “Los chicos del coro, una película que cambiará nuestra mirada hacia la pedagogía”.

En la película, los chicos del coro, vemos una realidad de un internado ambientado en la Francia de 1949, bajo el contexto de la posguerra. Esta institución se caracteriza por recibir a estudiantes huérfanos y con mala conducta, que han vivido situaciones complejas en términos de relaciones interpersonales, pues muchos de ellos han sido abandonados o expulsados de otras instituciones. Con el fin de reformarlos el director del internado Fond de I’ Etang (Fondo del estanque), aplica sistemas conductistas de educación, sancionadores y represores como encerrarlos en el “calabozo”, una especie de celda aislada cuando se exceden en su comportamiento. Sin embargo, la historia toma un vuelco con la llegada de Clément Mathieu, músico que se desempeña como docente y quién aplicará métodos no ortodoxos en su enseñanza los que progresivamente irán dando resultados positivos en los chicos.                 Respecto a las temáticas que se abordan en la película, por un lado resaltan los a

La taza rota.

Esa noche había llegado tipo diez, hacía un clima enrarecido, hacía frío, pero sentía calor, quizás no era el tiempo, tal vez era yo, no lo sabía, pero algo pasaba y si bien hasta cierto punto todo parecía normal o aparentaba serlo, algo había cambiado. Llámese intuición, dubitación o sospecha, en aquella casa a la que llegaba a dormir sucedía algo que había desestabilizado y quebrantado la rutina, no era sólo que mi mundo cambiase, sino que la realidad hasta cierto punto superaba la ficción, el tiempo ya no parecía correr a pasos agigantados, sino que incluso se detenía en estática parsimonia, para lo que sólo me bastó observar el reloj que se encontraba en la pared, en la esquina opuesta a la puerta de entrada a la casa y, efectivamente, las horas y minutos en aquel reloj no avanzaban, sino que las manecillas se habían paralizado de por vida, lo pensé unos instantes y no había explicación para ello, salvo que se hubiese quebrado, caído o algo por el estilo, en fin, lo consideré só