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Binarismos de amor. (1 Mayo 2014)


El amor como arma binaria: El amor es una moneda de dos caras, es una reacción química, es una puesta en abismo de dos seres que hacen poesía con sus cuerpos, con sus cadencias, con sus palabras, es caminar por una ciudad tantas veces recorrida, reencontrarse con sus bares, con  sus recuerdos atemporales, con los matices del tiempo y sus anacronías, es como pedir la cuenta de lo dicho y hecho, lo que al fin y al cabo ya es pasado, es reconocerse en las palabras y versos del otro, en su mirada, en su sentir, es atreverse a más y sobrepasar tus propios límites, es ser uno junto a otro, es ser protagonista de tu propias historias, avanzando con paso firme en tu dirección y dejando atrás todo lo que no quieres, salvo, tu voluntad de elegir, de ir donde quieras, de conocer otras realidades, el amor es locura que aflora, es grito destemplado, es lugar de despojo del escritor, es un desahogo, un vahído existencial de un interludio de amores que susurran al oído, es ser lo que quieras ser esta noche, es entrega, arma de doble filo, es karma, es encontrarte contigo mismo sin ser posesivo con el otro, es entrega inmediata, sis dubiteos, sin discordias, es un corazón palpitante, es la voz de quién amas al otro lado del auricular, es verte en el rostro del otro, escucharse mutuamente y sentir que sus miradas acompañadas las soledades de sus cuerpos, que la sangre bulle en ascuas por la proximidad de las caricias, es palabra recitada y retocada, es un blues de media noche, es enigma y misterio, es poesía, corrupción de los sentidos, es escritura del peregrinaje por la ciudad que ve cómo tus días transcurren en la monotonía de una espera, de que llegue ese amor, esa sinfonía tarde agreste de otoño, la copia lluvia de una madrugada de mayo.

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