Las peripecias de lo cotidiano: Mis días suelen comenzar mirando a través de mi ventana con un libro en mano y mi cuaderno de notas, para proyectar mis ideas y pensamientos y así ver qué se me ocurrirá, qué lugares visitar, quizás conocer a alguien nuevo en esta vida tan llena de anécdotas e historias, cada cual con su promesa de vida individual, sus sueños y anhelos, es así que sólo me dejo guiar por el itinerario de mis ideas y la escritura fragmentaria que me acompaña, a veces observo, a veces escucho, otras siento y presiento la existencia del día a día, dejándome llevar. De este modo he conocido múltiples lugares, he tenido diversas perspectivas de la realidad, he visto a través del cristal de otras ventanas, cómo se ve el mundo según donde te sitúes y cuál sea tu propósito y tu próximo paso a seguir, a veces es mejor ser lo que quieras ser y sentirte acompañado por quién decida compartir la vida junto a ti, en lo cotidiano, en el estar, es por ello que vivo los momentos, si alguien aparece en mi vida, abro las puertas para escribir una nueva historia o trunco los caminos que imposibilitan mi destino, pero ante todo me dejo llevar, dejarse ser, con tus propios designios a las anchas de la vida que has decidido llevar, es así que entre el anecdotario de estos días se encuentran las compras de supermercado, las que si bien son acciones tan cotidianas, para quiénes gustamos de la escritura, no podemos dejar de llevar nuestra lista de compras, es así que siempre suelo pasearme por los pasillos buscando y hurgueteando los productos, según lo que lleve por escrito, para así no olvidar y tener una lista mental de lo que deseo llevar, que por lo demás que cuando se suele trabajar con la mente y llevar la vida según lo pensamos, este proceso se vuelve imprescindible, de esta manera no pude evitar ver en aquel momento a alguien que iba tan conectado con su computador personal, que no se despegaba de ese mundo paralelo, al que solemos llamar realidad virtual, en un mundo donde acada sujeto vive su par de metros cuadrados, siendo un verdadero universo, cada uno es una especie de antena parabólica que genera ideas y que va según esta maquinita le indique, así estamos con la ciberdependencia. Lo más interesante de estas peripecias, es cuando sin habermelo propuesto llego y recorro lugares que no estaban trazados en el mapa, las más de las veces acompañado de un viajero de corto trayecto quien me sirve de guía, ése es mi plan cuando me proponga recorrer calles coterráneas del extranjero, visualizar nuevas ciudades y caminos.
Sin embargo, lo más extraño me suele ocurrir, como acostumbro a usar el lenguaje y funcionar con él, cuando vas por una calle y alguien te para de sopetón y te plantea alguna pregunta de ubicación o dirección, lo que puede terminar cambiando tu itinerario del día, es así que he aprendido a andar y predirigir mis propios pasos, porque o sino quién sabe donde se pueda terminar, lo cual lo hago, siempre observando perspicazmente en búsqueda de un nuevo relato para el anecdotario de lo cotidiano, pero soy fiel creyente de que uno siempre llega y está donde debe estar.y qué mejor cuando algún viandante te desea éxito en tu destino.
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