Ir al contenido principal

Pensamientos y determinaciones. (3 agosto 2014).


Tantos caminos que nos pone y ofrece la vida, pues ésta nos regala a diario la oportunidad de vivir y comenzar de nuevo. Tantas direcciones por donde seguir el camino, pero éste no es único, tiene muchos recovecos y directrices, hasta bisectrices sí se quiere, intersecciones más, otras menos y uno con indecisiones de no saber dónde ir, sino que entregarse más bien a los azares del destino. Nada es casual en esta vida, ni el menor de los detalles, pues siempre he creído que todo está determinado y como en una novela de corriente de consciencia donde se superponen los planos temporales y físicos, la vida se presenta como una invitación a vivirla, tal cual es, con sus imprecisiones que no son más que la maquinaria y engranaje perfecto de un todo creador.

..............................................

Puede parecer absurdo, pero un paso no menos importante en la vida, es cuando eres capaz de estar solo noches completas, un poco aislado del mundo, no sentir miedo, sino que valerte por ti mismo, ser feliz, disfrutar cada momento contigo mismo, los silencios, la tranquilidad y meditar de vez en cuándo si estás haciendo bien las cosas. Hace un par de años no me acostumbraba a vivir solo, la sola idea me daba un poco de pavor, no obstante, con el tiempo le he ido tomando cariño a esa soledad, ya que siempre encuentro algo que hacer y matar esas horas, finalmente las dedico a algo que me haga crecer un poco o simplemente leer un libro, escribir o ver alguna película de la vida -entendiendo la soledad y sus silencios.-

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ensayo, “Los chicos del coro, una película que cambiará nuestra mirada hacia la pedagogía”.

En la película, los chicos del coro, vemos una realidad de un internado ambientado en la Francia de 1949, bajo el contexto de la posguerra. Esta institución se caracteriza por recibir a estudiantes huérfanos y con mala conducta, que han vivido situaciones complejas en términos de relaciones interpersonales, pues muchos de ellos han sido abandonados o expulsados de otras instituciones. Con el fin de reformarlos el director del internado Fond de I’ Etang (Fondo del estanque), aplica sistemas conductistas de educación, sancionadores y represores como encerrarlos en el “calabozo”, una especie de celda aislada cuando se exceden en su comportamiento. Sin embargo, la historia toma un vuelco con la llegada de Clément Mathieu, músico que se desempeña como docente y quién aplicará métodos no ortodoxos en su enseñanza los que progresivamente irán dando resultados positivos en los chicos.                 Respecto a las temáticas que se abordan en la película, por un lado resaltan los a

"La Hormiga", Marco Denevi (1969).

A lo largo de la historia nos encontramos con diversas sociedades, cada una de ellas con rasgos distintivos, de este modo distinguimos unas más tolerantes y otras más represivas. No obstante, si realizamos un mayor escrutinio, lograremos atisbar que en su conjunto poseen patrones en común, los cuales se han ido reiterando una y otra vez en una relación de causalidad cíclica, que no es más que los antecedentes y causas que culminan en acontecimientos radicales y revolucionarios para la época, los que innumerables veces marcan un hito indeleble en la historia. Lo anteriormente señalado ha sido un tema recurrente en la Literatura universal, cuyos autores debido al contexto histórico en el cual les ha tocado vivir, se han visto motivados por tales situaciones y han decidido plasmar en la retórica sus ideales liberales y visión en torno a aquella realidad que se les tornaba adversa. Un ejemplo de ello es el microrrelato “La Hormiga”, cuyo autor es Marco Denevi, del cual han surgido

La taza rota.

Esa noche había llegado tipo diez, hacía un clima enrarecido, hacía frío, pero sentía calor, quizás no era el tiempo, tal vez era yo, no lo sabía, pero algo pasaba y si bien hasta cierto punto todo parecía normal o aparentaba serlo, algo había cambiado. Llámese intuición, dubitación o sospecha, en aquella casa a la que llegaba a dormir sucedía algo que había desestabilizado y quebrantado la rutina, no era sólo que mi mundo cambiase, sino que la realidad hasta cierto punto superaba la ficción, el tiempo ya no parecía correr a pasos agigantados, sino que incluso se detenía en estática parsimonia, para lo que sólo me bastó observar el reloj que se encontraba en la pared, en la esquina opuesta a la puerta de entrada a la casa y, efectivamente, las horas y minutos en aquel reloj no avanzaban, sino que las manecillas se habían paralizado de por vida, lo pensé unos instantes y no había explicación para ello, salvo que se hubiese quebrado, caído o algo por el estilo, en fin, lo consideré só