Tus manos acarician el alma fugitiva, la arrebatan
Son suspiros mis labios cautivos entre tus dedos
Besa mi rostro sereno el placer de tu piel morena
Tu viril regazo en deseo destiende mi estampa domada
Encorva mi silueta sobre el prefijo de tu hombría imponente
A punzadas y cosquilleos nocturnos arremetes mis doloridos miembros
Placer corroe los orificios imperturbables donde tu lengua posó su miel
En estío nocturno tu bravía penetró mi indómita amazonía
Lujuriosa mi lengua aguardará embriagarse en tu palpitante humanidad.
Chillán, 9 enero 2018
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