Y el fin del mundo no llegó. Solo nos hicimos más humanos.
Los conflictos no cesaron, las guerras solo cambiaron de nombre y de territorios.
La soledad se abrió camino en la sociedad y el día a día de una familia.
Desaparecieron los referentes, perdimos la esperanza de creer.
Los medios de comunicación se apropiaron de la realidad
Y con ellos los estereotipos y prejuicios hicieron llorar a nuestros niños.
Deshumanizados, solos y sin esperanzas nos lanzamos a la deriva de los locos años 20.
La era de la hiperconexión llegó y con ella la globalización degradada de nuestra tierra.
Desgarrada la naturaleza con gritos sofocados por la maleza del hombre finito.
Las tecnologías se volvieron inevitables, la igualdad social y de género nunca llegó.
Los marginados se tomaron las calles, alzaron su voz, desmoronando idolatrías.
El capitalismo se derrumbó en el ocaso del oasis, como espejismo ante nuestros ojos se desvaneció.
Los locos años 20 nos confinaron, relegados a nuestros hogares nos olvidamos de los sin hogar.
Países fracturados por la memoria, renacieron del olvido y se hicieron uno ante el asolado paso de la muerte.
Porque cuando unos partían, era un dolor común, un latente sentir universal.
Me pregunto: ¿qué somos?
La generación postergada, que no se dejó vencer, ni sucumbió a la crisis,
El mundo de los locos años 20, que ya no será más y del cual nunca volveremos a ser los mismos.
José Patricio Chamorro, 10 octubre 2020.
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