Tu piel se extiende deseosa en afanoso ir y venir de nuestros cuerpos.
Tu pecho de macho febril descarga su ímpetu en los placeres de la carne.
En éxtasis tu boca voraz se duerme en mi regazo, humedeciendo mis sentidos.
Tu rumiante lengua penetra los poros más ocultos de mi alma.
Tus dedos recorren territorios inexplorados, retozando con caricias mi barbilla.
Tu respiración, se agita en deseo. Degustas suavemente mis labios con besos de pasión.
Las horas transcurren y tus brazos me aprisionan deseando que aún no sea tiempo de partir.
Tu historia se hace una con mi historia, somos un solo cuerpo hecho memoria.
Instantes perpetuos en la fragilidad de la vida, amantes inconclusos con sabor a lujuria.
Copiapó, 13 octubre 2020.
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