¿Qué es la vida? Quizás aquello tenga un cúmulo de interpretaciones, pero está claro que la existencia y nuestro pasar terrenal está sujeto a cambios, algunos vertiginosos, otros más parsimoniosos; en fin, permutaciones que nos hacen percibir y responder ante las realidades que se nos presentan. Pero es aquí, en el arte del “responder”, donde muchos caen en el hálito fulminante de la vida, percibiendo el acontecer diario como un ente enmarañado que sólo ostenta adversidades, que nos confina en una perpetuidad de estados anímicos de abatimiento, repleto de aflicción y tristeza, los que desembocan innumerables veces en depresiones que son productos de la realidad en la que estamos inmersos; sí bien, la vida nos es ingrata, depende de nosotros el que ella nos sea más amena, es por ello que replico que “responder”, debe ser la manifestación de nuestro ser ante los diversos factores que enfrentamos, tanto aquellos externos, es decir, todo nuestro entorno, ya sea social, cultural, histórico
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.