Así resurge de los arrebatos del amor el ojo, este gran contemplador de toda realidad que en el momento de despertar se posa sobre el que, momentos antes, cabalgaba hacia la muerte.
Sinceridad Aparente, Emil Ludwig.
Tus ojos son una virtud surrealista.
Virtud surrealista
Que ves lo que quieres ver
Aparentas confianza en lo que observas
Pero
Vilmente engañas a quien a través de ti contempla
Te abres al mundo como llave dorada
Resplandeces en un verde esmeralda
Y
Permaneces absorto en un rojo carmesí
Que olvida recuerdos y recuerda con el corazón
Atraviesas penetrando abismos y montañas
Con
Risas fugaces de una pupila palpitante
OH! Dime la verdad, infame portador de falsedades
Te increpo por tu inconstancia
Sin embargo
Sólo contigo percibí matices naturales
Arpegios sonoros que me sabían a honestos colores
Que abatieron este mundo con un solitario sólo de soledad
En la fugaz laguna temporal
Con
Dulces reminiscencias azules de tranquilidad.
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