La vida en Santiago es un circo romano, fue lo primero que pensé tras mi incursión hoy en la tarde por los recovecos de aquella ciudad. En efecto, es un mundo o sub mundo, con agregado e inclusión de prefijos para quien sea entendido en el tema, o más aún como se dice actualmente, es una ciudad “tercer mundista”. Sobre todo aquella última frase se logra entender a cabalidad si la persona que lee el presente texto, ha permanecido al menos un día en este festín hecatómbico o, por qué no decirlo, que ha vivido su propia Odisea, al más puro y prístino estilo de Joyce. Así es mis estimados lectores, sin embargo, hay que desmenuzar y comprender cómo se vivencia este circo romano, paradójicamente, “moderno”. Basta aproximarse a una esquina tomar “la micro”, vocablo propio de nuestra sub cultura urbana, que nos deja entrever que desconocemos los cultismos latinos y que nunca conoceremos y apreciaremos nuestra lengua en sus maravillosos matices, pues causa una verdadera conmoción y aberraci
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.