La belleza del instante vivido la conservo en mi memoria Nuestros cuerpos devorándose entrcruzadamente, palpitándonos en agonía El voluptuoso incienso enciende las noches vaporosas en tu cama Lo que vivimos sólo lo saben nuestros cuerpos, fiel registro de tus besos Las caricias de una noche en vela, esperando el amanecer del otro día La estimulación de tus sentidos me hacen creer en que aún la vida merece vivirse Al despertar ya no estarás a mi lado, pero sé que pensarás en mí como un recuerdo vago El deseo será nuestro intermitente secreto, por habernos amado desde siempre Tú conoces mis más recónditas y febriles pasiones, no olvidarás mi mano abrasadora Tu cuerpo frente al mío, tus silencios y ecos estertóreos que me piden a gritos amor mío Te amo como la mustia sensibilidad y fragilidad de mis versos que escribo en las noches tuyas Siempre tuyo, desde el día en que nos reconocimos. Tu escritor de media noche.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.