El atardecer se desvanecía como sueños pasados, el aire floral de la naturaleza le otorgaba un perfil edénico a aquel lugar tantas veces visitado en la compañía de su amado, sin embargo, ahora en la soledad de aquel crepúsculo recordaba tiempos mejores, se allegaban a su mente sonrisas mágicas que alegraban su corazón, gestos dulces y aquellas primeras caricias que la hicieron suspirar. Aún lo amaba, aquélla era una verdad inolvidable, vivieron tantas experiencias juntos, acostumbraban caminar por tranquilos ríos que fluían como la vida, él cogía una rosa y se la ponía sobre sus cabellos resplandecientes frente al imponente sol, él también la amaba, pero la vida les jugó una mala pasada, la perfidia de aquella intrusa que les arrebató una felicidad imposible de volver a conciliar. Ahora, que han transcurrido dos años desde su trágica muerte, sólo le queda la viva imagen del recuerdo y la memoria de aquél a quien tanto amó, por ello día tras día se escapa unos breves minutos de su ru
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.