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Mostrando entradas de agosto, 2011

Mátame suavemente.

Esta noche desgarro besos  Humillo al corazón cobarde Estrujo sentimientos  Los ato a la pasión de mi muerte Al deseo que enceguece mi mirada Escucho música francesa Amores olvidados en la silueta de tu andar. Concilia el sueño que te ultrajo Ámame, siénteme y cállame Silencia estos gritos desesperados  Son sombras, abismo infinito  Entrégate, duerme tu flor en mi regazo Bate tus angélicas alas Vuela más allá de tus sueños siderales  Sé libre  del prisionero amor. Rozarán mis párpados el silencio Besarán los enigmas de tu pecho Beberán el embriagador elixir de tu veneno.

La muerte de las estaciones.

I Muda la naturaleza y su savia natural Fluye el río que es la vida Las estaciones transcurren volátiles y frágiles El ardor del verano quema a fuego lento La cadencia fragante de la primavera nos hace suspirar El fugaz otoño se deshoja despidiéndonos Y el invierno solapado llora mares de tristeza. II Los pajarillos silban y cantan en silencio El caminar de los transeúntes se une a su ritmo Las conversaciones se desvanecen en el aire Posándose en mis oídos los ensordecedores ecos del silencio. III El tiempo avanza a pasos agigantados Seguir su caminar es ahondar en el abismo de la muerte Ella se acerca sigilosamente como caza el león al ciervo Y cuando menos esperamos con sus zarpazos habremos perdido el juego.

La sociedad de los mil rostros.

I Soñemos porque es nuestro derecho Idealicemos y convirtamos la realidad con un beso Amémonos libremente como la luna al sol Enamorémonos de la naturaleza y hagámosla vida Volvamos a nuestras raíces y patria perdida Convivamos en la sencilla calidez de la armonía Nutrámonos de las saladas aguas del pacífico Y dulcifiquemos con el vals de antiguos tiempos Lo que fue barro, mar y viento Reconstruyamos al hombre olvidado A la mujer maltratada y al obrero precarizado Y reforjemos la sociedad de los mil rostros del pasado. II Anhelo un mundo sin fronteras, una América sin rejas Un Chile que no olvida, pero que renace de las cenizas Personas que luchan en paz y en los ensordecedores ecos del silencio Gritos de alegría y felicidad, niños cantando Jóvenes bailando al son del ritmo patrio Adultos caminando con la frente en alto Sin desviarse del camino a sus trabajos Y corazones seniles esperando un descanso ya alcanzado Ésa es la sociedad que quiero Una sociedad de los mil rostros f

Poesía mística y experiencia extática en Santa Teresa.

En primer lugar, cabe referir que toda obra literaria o que se designa como tal, se corresponde con un contexto y estética determinada, por ello al hablar de poesía mística, ya se ha limitado el espacio genérico, pues apunta claramente a una exaltación individual del sentir, donde la subjetividad primará por sobre todo, pero en el caso particular de un subgénero como lo es la mística, ésta buscará un ideal filosófico y estilo de vida, que va más allá de los límites de la condición humana, queriendo alcanzar una unión con lo excelso y sublime, un lazo nupcial con la divinidad; todos fundamentos que se especificarán para poder aproximarnos y adentrarnos en el fascinante mundo de una experiencia sobrenatural.             Continuando con lo anterior, antes que todo es menester distinguir entre los varios conceptos con los que la expresión “mística” se confunde: “Poesía mística he dicho, para distinguirla de los varios géneros de poesía sagrada, devota, ascética y moral con que en el us

Tradición del género picaresco.

           En primer lugar, al hablar de tradición literaria y más aún genérica, se hace alusión a un conjunto de textos, es decir, el bien denominado corpus, que se gesta en un marco contextual de referencia en una época determinada para receptores específicos, lo cual no resta que en posteriores décadas o siglos, estas obras sean releídas o reinterpretadas. Es así, que en esta ocasión nos remitiremos al género narrativo, en su calidad de novela, en la centuria correspondiente a la edad de oro español, específicamente en la bien ponderada picaresca, cuyos textos más característicos engloba La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, cuyo texto ha quedado en el anonimato autorial, pese al sin fin de especulaciones al respecto; el Guzmán de Alfarache, de Mateo Aleman; El Buscón llamado Don Pablos, de Francisco de Quevedo, entre otros.             De acuerdo a lo anterior, para comprender cómo se fue forjando la tradición picaresca, es menester saber cuáles fuero

Producción, difusión y recepción de la literatura española de los Siglos de Oro.

. Al hablar de aquellos tres principales aspectos que involucran la literatura generada en los siglos de oro españoles, hay que considerar que éstos adquirían una cohesión tal que se tornaba dificultoso dividirlos, pues uno involucraba al otro y viceversa, en una especie de relación simbiótica o de interdependencia, donde en momentos se vislumbra la tradición de antaño, vale decir, lo que respecta al período medieval y, en otras circunstancias se desprenden características nuevas, como por ejemplo, la incipiente forma de lectura individual, además de la mezcla que prevalecía de acuerdo a la difusión y multiplicidad de medios y recursos a su haber que se desplegaban para ello, lo que iré desglosando a su debido tiempo. Baste un caso ejemplificador: “El nuevo modo contrastante, de vivir los textos literarios: la lectura silenciosa, individual y solitaria, que en el siglo de oro convivió con la oral-auditiva y que acabaría imponiéndose.” [1]          En cuanto a su difusión, cabe co