sábado, 26 de diciembre de 2015

Sin escapatoria


La vida es un laberinto inesperado, de éxtasis y efímeros momentos

De crisis fugaces que parecen esfumarse entre las manos

Es un destino inconcluso que siempre alberga un mañana, un beso y un adiós

Nadie escapa a la vida y la muerte, son dos sin razones que se hacen una

Se es por amor a esos instantes impredecibles que colman el tiempo

Olvidamos el pasado y sólo vivimos el presente desvanecido

El incierto futuro es como la savia que nutre los latidos del corazón

Es sangre bullente entre las venas, que palpita flujo vital

Amar es el único sentimiento prodigioso y liberador

Nada se diluye si el amor está presente, el pasado se vuelve presente

El presente es imagen y semejanza de la esencia humana

Y el futuro es la promesa aún incumplida de los deseos profundos

Esa promesa de felicidad y de porvenir de cuerpos enamorados

Es la voz interior de quién busca escapatoria, pero los dados están echados

Cada vida un destino, cada aliento un respiro para hacer y deshacer


Las palabras que agonizan y las que como un fénix renacen entre cenizas.

lunes, 12 de octubre de 2015

Juegos eróticos

Advertencias al lector:


1.- No apto para mayores de 100 años

2.- Respetamos sus gustos y preferencias sexuales, mas déjese llevar por su imaginación.

3.- De preferencia busque una pareja o realice el juego en el placentero acto de su intimidad masturbatoria.

4.- No se busca remecer los estatutos morales de los contertulios pacatos de sociedad, sino dar rienda suelta a los deseos dormidos.

5.- Juegue como si fuese su primera vez y mantenga sus oídos vírgenes.


                                                                                 Juegos eróticos

Juguemos en la soledad del cuarto, en la intimidad de nuestra piel
 Apaga la luz o cierra los ojos, sólo estamos los dos desnudos y amorosos
Pídeme que te hable al oído, mientras yo saboreo las palabras
Mis labios te recorrerán de punta a cabo, tu boca será mía
Tus labios que degustan mis besos, mientras muerdo tu cuello
Y tú que me avientas tu cuerpo y me abrazas por la espalda
Bajas lentamente, tus manos se posan en la circunvalación de mis redondeadas caderas
Que al bajar  se abren bifurcadas de par en par a tus caricias en mis ancas
Mis manos suben a tu pecho y se aferran a sus tenazas
Me duermo en el regazo de tu pelvis virginal y tu manto de armiño cubre mis labios
Y mis dedos penetran las porosidades de tu ingle y se aproximan al oscuro sendero.

Juguemos a que no es un juego, sino un acto amatorio
Mas los dos sabemos que no somos niños, sino adultos
Ámame como si no hubiera mañana y acaríciame como si se te fuese la vida
Un te amo al oído, un te quiero en mis labios, tu lengua deshecha en no me olvides

Y mis dedos rogándote los dejes entrar en la humedad de tus sueños

miércoles, 7 de octubre de 2015

Ilusiones del corazón.

Ilusiones del corazón.


Eres el signo de mi tiempo, la poesía viva de mi carne en ciernes

Eres la paz mortuoria de una agonía latente de un corazón ilusionado

Eres el loco afán desconocido de una promesa incumplida en versos y actos de poesía

Eres el sacrificio de mi cuerpo en la memoria del olvido, voz taciturna y rumiante

Ilusiones de un corazón sintiente y una mente pensante para el oidor de historias

Mis oídos sordos y mis ojos ciegos, presienten tu lejanía cuando ya no estás

Me sumerjo en la insensatez de tus labios marchitos por la espera

Que al encontrarse mutuamente claman desesperados un beso de media noche

Una plegaria apostólica por las caricias de tus manos en el horizonte de mi pecho

En la sublimación amatoria de un orgasmo profundo, de un despertar acompañado

Te deseo en la soledad íntima de una fugaz mirada cuando estás junto a mí

En lo incierto de una tarde donde el tiempo dirá lo que fuimos


Esa hojarasca de bellos momentos en tu compañía, en el recuerdo de tus besos.

lunes, 5 de octubre de 2015

Despertar enamorado, despertar sin ti.

Despertar enamorado, despertar sin ti.

Despertar enamorado en tus ojos cada mañana, en la memoria frágil de tus sueños
Besar lentamente tus labios como si fuesen néctar para vivir y enmudecerme en ellos
Rozar tu mejilla sonrojada por los poemas eróticos que te recito al oído
Acariciar tu pecho y aferrarme a los latidos de tu corazón que en eco reverberan el silencio
Embriagarme de nuestra noche en la soledad de nuestros cuerpos que gimen al unísono
Es lo que le pido a la vida cuando estás lejos, enamorarme en cada aliento y desearte de nuevo

Te sé lejos en la distancia de otras latitudes, pero te amo como si esperar fuera la muerte
No me cuentes de tus amores del pasado, deséame como si nunca me hubieses conocido
Sólo quédate conmigo y verás que el tiempo no se ha perdido, que las palabras son destino
Que lo que callé es por amor y olvido, ahora sólo existes tú al cruzar mi camino
Pestañeo suavemente y al cerrar mis ojos te pienso a mi lado, te escribo y te palpo
Tu cuerpo no está junto al mío, pero tus besos me acurrucan cada noche
La humedad de esas sábanas blancas, esperan por el virginal beso que aún no nos damos

Moriría por verte llegar y que estuvieses con otro, viviría para amarte si sólo dijeras te amo
Resucitaría tres veces del infierno de tus caricias, para quedarme en el paraíso de tu carne
Me consumiría en la hoguera de un nomeolvides y un parasiempre amor de mis amores
Me enamoré mil veces, no lo negaré amor mío, pero sólo hice el amor contigo

domingo, 4 de octubre de 2015

Sentir social, versos para los poetas de mi tierra.

Anárquicas letras que se encienden como hojarasca ardiente y aprisionada

Pasión de espíritu libertario de letras y acordes de tenor involuntario

Esa silenciosa música que apaga los sentidos y enmudece el estertor ruido

Muerte al fratricida de las armas que  enceguecen al celador de las cofradías

Juventud rebelde de corazones insatisfechos por hacerse escuchar

Gritos a intemperie, rock y pedazos de poemas en calles de agonía

El luchador cotidiano desfallece en los sopores de su cimiente intelectual

Las manos de quién pone el lomo en el diario faenar, se entremezclan en soberana libertad

Como garfio fiel a los ideales de quién cree en la fé irresoluta de una convicción

En el pensamiento que los identifica, en la claridad de mentes lúcidas como farolas

En el cobarde callar de quién se duerme entre letanías y da la vida por ser lumbre

Por ser profeta de otra tierra y cimentar versos de poetas en infecundas grietas

Anarquía es porvenir, mas incierto el destino de la mano amiga que el látigo en ti acomete.


Pd: Poema de mi autoría para días de rebeldía.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Relaciones orgásmicas.



Ellos perpetraron sus cuerpos, hicieron una rebelde unión de sus extenuados miembros, se poseyeron mutuamente, se acariciaron hasta el fragor de sus letanías la tersura de su piel como si se les fuese la vida en ello, entre sábanas sonrojadas de pudor. Las cadencias palpitaban como corazón en frenesí, la humedad de los besos recorría pacientemente los muslos aprisionados entre las piernas. Los pechos jadeaban como estorninos una lujuria inverosímil. La fluidez de un orgásmico suspiro dejaba entrever un virginal remanso de pasiones escondidas, de satisfacciones inconclusas como su propia historia. Ésta no es una convencional historia de amor, es sólo el comienzo del fin de un orgasmo amatorio. Ellos creían amarse, claro que el deseo sublimaba sus cuerpos y traspasa las porosidades de la piel, pero eran sólo compadecimientos infructuosos de despecho, ilusiones marchitas por el ocaso del tiempo, reverberaciones enigmáticas de un beso perdido en los labios tiernos de la inocencia.



Las historias de amor, cotidianas como el caudal de un río, son espurias como una rosa otoñal, efímera como una gota de rocío y blanquecina como la cal. Se sabían culpables por la negrura de la noche que acariciaba su humanidad de amantes noctámbulos. Él tomó suavemente sus manos y las llevó sobre su ardiente, enmarañado y fornido pecho. En la espesura de sus vellos febriles ella se consumió agónica, frágil y jovial. Cómo no sentirse así si él podía ser su padre, vigoroso, de abrupto mirar y sus abrazos atenazadores la hacían estremecer entre silencios y gemidos. Pero no lo era, si bien era veinte años mayor que ella, él era su amante, el que la acurrucaba y la volvía a la realidad cuando ella deseaba escapar de su rutinaria vida. Cada acto amatorio era distinto entre ellos, los hacía desquebrajarse en sonidos únicos y los hacía dueños de un lenguaje de recursos de amor que sólo ellos entendían. No hacían falta los nomeolvides, ni los te amo y te deseo, ya que ambos sabían que lo que ocurría entre sábanas, quedaba secretamente sellado por la complicidad que tantos encuentros fugaces y placenteros orgasmos les había complacido.

martes, 22 de septiembre de 2015

Erotismo entre sábanas blancas




Quien duerme con un poeta está destinado a la eternidad. Estar con alguien que escribe, que con sus manos crea y recrea mundos apetecibles, siempre es una experiencia revitalizante. Algunos tienden a ser más juveniles, risueños, sobretodo unos besadores únicos, que saben hacer suya cada parte de tu cuerpo, sus caricias son sensaciones para el alma, sus cuerpos entrechocando a vaivenes y cadencia profundas y penetrantes, grandes proporciones, intensas, sintiendo cada músculo y miembro como carne viva, el relajante masaje de despedida. El éxtasis mismo, continuar sin parar, sin detener los cuerpos, en la sonoridad natural de sus gemidos. Es en ese instante en que el cuerpo no puedo expresar en palabras las sensaciones, cuando los labios no hablan, sino que se preparan para el placer, cuando te compenetras con la pasión de los cuerpos, la carne, la voluptuosidad del momento, el fluir en letanías silenciosas, que guardan secretos y que encierra miradas, donde el erotismo lo dice todo, para saberse nada, en que las palabras sobran y los poros se dilatan y se abren de par en par como las piernas al encuentro casual de dos amantes prófugos de sus vidas y ardorosos de vida. Ir en esa búsqueda inesperada de frenesí y desolación por el complemento de esas caricias, por el tacto penetrante de dedos alargados y por los sabores percibidos en ese fuego abrasador de una intensa noche oscura.


Para algunos la noche es intensidad, es momento perdido o momentos para el descontrol, no obstante, para mí, es centrarme en lo más íntimo de mi ser y reencontrarme con mi otro yo, aquel que se desprende para escribir y ser libre a través de esa fluidez que es la escritura, estar y no estar, ser en ausencia, elevarse con cada palabra y con cada aliento que mana de mis dedos y la punta de mi lengua. Cuando me pregunto por qué escribo o para quién lo hago, como cualquier otra pregunta existencial en mi vida, simplemente concluyo que para encontrar esa otra parte de mi existencia más allá de lo cotidiano, más allá de mis propios límites. Genio y figura es crearse a sí mismo en los instantes de la hostilidad del mundo, es ser y no ser, es parecerse a sí mismo, sin reconocerse para ser otro y al mismo tiempo uno. Reconciliarse con las máscaras y destrozas los paradigmas, interpretar el pasado a merced de nuestro futuro. Instaurar un presente ausente de nostalgias y recuerdos en la memoria del olvido.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Agustín Squella: Deudas intelectuales, Colección vidas ajenas. Ediciones Universidad Diego Portales, 2013. 212 páginas.

Agustín Squella: Deudas intelectuales, Colección vidas ajenas. Ediciones Universidad Diego Portales, 2013. 212 páginas.                                                                              José Patricio Chamorro.           

                Deudas intelectuales se ciñe bajo la pluma de Agustín Squella como una obra que recorre por la vida de cuatro escritores y filósofos, el escritor Porteño Carlos León y los filósofos del derecho Hans Kelsen, Norberto Bobbio y Jorge Millas. ¿Pero qué es una deuda intelectual? Las deudas son aquello que se contrae con alguien, con una persona o con algo, generalmente una institución financiera, que en el caso de la biografía intelectual de un autor, guarda relación con las lecturas que ha hecho en determinados puntos de su vida y cómo éstas han influido de uno u otro modo, dando paso a la conformación de su propia obra. Es así que el autor nos ofrece adentrarnos en un universo intelectual, con personalidades propias, con historias de vida ligadas al saber jurídico, a la enseñanza académica y vidas que bordean los sobresaltos peripéticos. Agustín Squella, redacta el prólogo que nos abre un horizonte de expectativas al libro que nos convoca, en Viña del Mar, donde nos deja entrever su propia vida, sus lecturas personales e influencias que como señala, son del orden académico, jurídico y filosófico. A su vez nos da a conocer cuál era su itinerario, no sólo de lecturas, sino cómo iba completando su formación intelectual, a través de la lectura de novelas, escritura de cuentos y obras de teatro, veía asiduamente cine e inclusive había realizado un cortometraje, es decir, nos encontramos ante una intensa vida como intelectual, dedicado a varios conocimientos y saberes. De este modo nos relata sus primeros encuentros y escarceos con Hans Kelsen, con quién asiduamente se reunía en su casa de Berkeley, California, de quién será deudor de sus convicciones jurídicas.
                Luego, nos habla sobre su relación con Norberto Bobbio, otro de sus deudores intelectuales, con quién compartió ideas políticas. Inclusive, aquellos convirtieron de sus vidas en un triángulo de ideas intelectuales, en la que los tres se frecuentaban para debatir ideas. En cambio, su encuentro con Jorge Millas, fue mucho más tardío y con Carlos León, logró un pupitre en Filosofía del derecho, tras la jubilación de éste. Al fin de cuentas, cada uno de ellos un temperamento y una individualidad, que atraviesan los cuatro capítulos y descripciones de estas vidas, marcadas por un tinte personal, cuyas descripciones arrojadas por el propio autor, van confeccionando su propio carácter vital, en efecto, así Hans Kelsen, será el caminante cansado, Norberto Bobbio, el piamontés sedentario y Jorge Millas, el irremediablemente filósofo, mientras que Carlos León será el hombre de playa Ancha, donde ninguna de estas adjetivaciones será puesta al azar.
                Los cuatro señeros autores que afloran y emergen en la singularidad de este libro, empezando por Kelsen, resulta significativo su aporte a áreas como Teoría política, Derecho Constitucional y Derecho Internacional público. Si bien, la misma perspectiva del autor, nos da indicios de la personalidad y carácter del Teórico político, el libro “Ecos de Kelsen: Vida, obra y controversias, editado por Gonzalo A. Ramírez y publicado en 2012 por la Universidad del Externado de Colombia”, se vuelve una base crucial para desentrañar su propia biografía. Además de la publicación del libro, podemos añadir un dato anecdótico que nos dé cuenta de cómo era el susodicho personaje, vale decir, su actitud y forma de desenvolverse ante la vida, rasgos que se perfilan en su rostro y que nos advierten de un carácter ya convertido en hábito: Así aspectos como que era un hombre reflexivo, un pensador, un filósofo o un jurista, un hombre acostumbrado al pensamiento riguroso o un alemán, este último apelativo, probablemente debido a su rigurosidad en el carácter, que saltan a la luz. En lo que respecta a su biografía, indefectiblemente ligada a su vida como teórico del derecho, estuvo igualmente marcada, por desquebrajamientos personales, como lo fue la muerte de su mujer en 1973, que sin lugar a dudas demarcó una trágica línea desde aquel episodio emocionalmente cargado de su vida. Así, fue que tras este incidente, su prolífica vida intelectual, con cientos de manuscritos a su haber, tuvo un cese radical, declinando en un período de ausencia escritural, donde tras largos tres meses, en una agonía perpetua de escritura, a sus 92 años, abandonó el mundo terrenal.
                En el Itinerario biográfico de Hans Kelsen,  el caminante cansado, austriaco, nacido el 11 de octubre de 1881, sobresalen desde su tierna infancia y educación, sus vínculos con la literatura, que con el correr del tiempo, en especial durante su juventud, serán transportados a la filosofía. Si bien el libro del cual me hago cargo como crítico, nos habla de las influencias intelectuales, no podemos olvidar a aquellos que son maestros universales, cuna de la cultura y del saber occidental, que ya en la juventud de Kelsen estuvieron presentes, así autores como Schopenhauer y Kant, esclarecen sus inicios por la senda de la filosofía, que a su paso se encontraría frente a frente a la figura de Max Weber y el filósofo inglés del derecho, John Austin.
                Una de las citas, que resulta clarificadora, es que la que describe en sus propias palabras, dando fin a la redacción de su autobiografía, donde se revela cómo se concebía a sí mismo, su forma de enfrentar y ver la vida, la de un cansado caminante: “Mientras redacto estos recuerdos, he llegado a los sesenta y seis años de edad. A través del amplio ventanal, junto a donde se encuentra mi escritorio, observo más allá de los jardines la Bahía de San Francisco y el Puente Golden Gate, tras el cual fulgura el océano pacífico. Aquí será probablemente el postrer sitio de reposo del cansado caminante.”[1]
                Su propia experiencia vital, resulta fundamental para comprender su pensamiento, el que es ante todo inspirador, para quiénes se adentran en el mundo de las ideas y ven en quiénes dedican su vida a ello, el reflejo fiel de ser felices en el quehacer cotidiano de su profesión: “Alguna vez preguntaron a Kelsen cuáles habían sido sus experiencias fundamentales como hombre y como profesor, y parte de su respuesta fue ésta: Una experiencia quisiera yo expresar; a saber, que en la vida, aun en una esencialmente desenvuelta entre hombres de ciencia, es importante, ante todo, el carácter moral del hombre; que el amor a la verdad, el autoconocimiento, la paciencia, la voluntad de no hacer mal a nadie y de controlar, tanto como sea posible, el natural afán de sobresalir, no son menos importantes que el saber objetivo, y que estas propiedades del carácter tienen influencia incluso en los resultados del trabajo científico.”[2]
                Norberto Bobbio, Turín 18 de octubre de 1909, recibe el apelativo de El piamontés sedentario, que como veremos más adelante se debe a la elección personal de su estilo de vida, dado a lo hogareño, al ser amo y señor de sus dominios en la tranquilidad de su hogar, que un trotamundos, en sus propios términos. La descripción de la vida de este hombre e intelectual, comienza con la fechación de su muerte, acaecida el 9 de enero de 2004. ¿Pero quién era este personaje?, ¿Qué podían decir quiénes lo conocieron?, ¿Cuál era su carácter y en qué se le fue la vida? Bobbio se caracterizó en definitiva por defender con fiereza y ahínco sus propios argumentos e ideas, con la ferocidad de quién ha dedicado su vida a ellas y que estaría dispuesto a entregar su vida por expiarlas: “Fiero a la hora de defender sus argumentos acerca de los múltiples temas jurídicos, políticos, morales y ciudadanos que analizó a lo largo de su vida. Y justo, es decir, exacto y arreglado a la razón, al momento de defender sus puntos de vista y de participar en los debates públicos, que nunca rehuyó.”[3]
                Uno de los adjetivos quizás más aplicables a la personalidad y carácter de Norberto es el de justo, lo que se manifiesta en cada acto desempeñado en su vida, pues su lucha personal era una lucha social, por el bienestar no de unos pocos, sino de todos, velar por la igualdad de condiciones. Hay un ensayo, escrito por este autor turinés, que no se puede soslayar, pues en él quedan plasmados sus valores y temperamento, el que lleva por nombre: “El elogio de la templanza”, donde se reivindica con una ética basada en la virtud, ¿pero cuál fue el propósito de su escritura? Quizás podamos desenmarañarla a través de la distinción diadíca entre mansedumbre y templanza, donde sostiene: “El hombre manso, sostuvo, es la persona calmada, tranquila, que no se enfada por pequeñeces, que vive y deja vivir. Cosa distinta, la templanza es una disposición de ánimo que sólo aparece – y resplandece- ante la presencia del otro.”[4] A raíz de esta distinción, nos adentramos en otro punto crucial en el pensamiento del autor, a saber su pensar analítico, el que se expresa en la definición por oposición, en conclusión, se opone a la arrogancia, a la prepotencia y a la perversidad, basándose la templanza en el respeto por las ideas y modos de vivir de los demás. Sin embargo, este pensador y lo deja expuesto en sus propios excursos, no se ve representado, ni imbuido por aquella virtud, que, no obstante, admira ver en otros, pues él tiende a ser una persona de carácter e ideas enérgicamente iracundas: “No, no la siento cercana a mí, y lo confieso francamente. Me gustaría poseer la naturaleza del hombre moderado, pero no es así. Soy demasiado a menudo presa de las furias (y digo furias y no furores heroicos) como para considerarme un hombre moderado.” [5]
                Volviendo al perfil de Bobbio, éste se vio caricaturizado y representado por un alumno en 1927, donde se percibe un trazado enérgico de su nariz, la contracción de su boca y su determinación. Acompañado de una serie de fotografías de su vida, hasta la edad de 87 años, donde se lo ve tan campante y enérgico como en su juventud, lo que da cuenta de un verdadero carácter. Finalmente, se puede determinar su descripción, como adscribí al principio, sobre este piamontés sedentario como un bogianen en sus propios términos, tal definición nos habla de aquellos que no se mueven, que permanecen siempre en su agujero, todo lo contrario de un trotamundos.
                Las deudas intelectuales son un círculo en el que cada pensador se sienta sobre hombros de gigantes, pues así como Agustín Squella, se posa sobre los hombros de Bobbio, éste lo hizo inspirado en Hobbes, en su Leviatán, quién contribuye a formar sus ideas políticas: “El individualismo, el contractualismo y la idea de paz a través de la constitución de un poder común.”[6] En su voluminosa obra, nos vemos enfrascados ante cuatro personalidades, en un mismo personaje, de cierto modo, Bobbio es una figura cuatripartita, de filósofo, filósofo del derecho, filósofo de la política e intelectual. ¿Cuál es el rol que juega este saber en la sociedad?: “En su opinión, el papel de los filósofos, es comprender el mundo, explicarlo y en el caso de la filosofía jurídica, comprender y explicar ese fenómeno de la vida en sociedad que llamamos derecho.”[7]
                El tercer pensador que nos convoca es Jorge Millas, cuyo apelativo es el de irremediablemente filósofo, 17 de enero 1917, adherente de una filosofía antimarxista, cuyas características de su personalidad, ya se comienzan a delinear desde su infancia, tímido, moreno y frágil, donde sus características de filósofo ya se veían venir, pues se hablaba de que era pedante, afectuoso e introvertido y, que paradójicamente, su contextura física, que era mínima, sobresaldría por sus aptitudes intelectuales. Siendo, por otro lado, su interés por la literatura y la poesía, ya incipiente por aquellos años. Una característica que resulta fundamental en su propia vida y formación y que no podemos menos que nombrar, es al grupo al cual perteneció, autodenominado: “El quinteto de la muerte”, este grupo fue integrado por Nicanor Parra, Luis Oyarzún, Carlos Pedraza, Hermann Niemeyer y Millas. Este grupo alcanzó su gestación y plenitud, en plena adolescencia de estos intelectuales, época convulsa para cualquier alma sensible, que se deja entrever en la propia descripción que hace Millas en cómo identificaba a este grupo, con personalidad propia, desde catalogarse como iconoclastas, celosos de su independencia personal, izquierdistas sin odio ni dogmatismos, mateos y abominaban la vulgaridad y la pedantería y, haciéndole honor al título del grupo, se creían, literalmente, la muerte. ¿Quién lo dirigía, quién era su gurú? Nada más y nada menos que Jorge Millas. Entre los libros que publicó en su juventud, encontramos: Homenaje poético a España y Los trabajos y los días. La educación en Millas, no deja de ser brillante, luego de sus estudios en la enseñanza media, prosiguió con derecho, historia y filosofía, donde en 1943 se graduaría de esta última. En 1945 obtuvo en Estados Unidos el grado de master of art en psicología. De lo que imbuye este autor es de sus altas ideas, de esa filosofía más pura, el amor al conocimiento que encumbra el espíritu, fiel reflejo de su personalidad, dada al individualismo y la independencia personal. Millas murió el 8 de novimbre de 1982, de un tumor cerebral y la historia dicta que murió filosofando y hablando de los juicios sintéticos aprioris kantianos.
                El cuarto y último que agregamos a nuestra lista, es nada más y nada menos que el escritor Porteño Carlos León, 1916, el hombre de playa Ancha, cuya relación con el autor pasó de ser un alumno y discípulo, a un amigo y, en relación a su obra, ésta era de corte periodístico y literario. El aspecto más visible de este intelectual, era en lo que tocaba a sus lecturas más asiduas del derecho, las que iban desde Aristóteles, Tomás de Aquino, Kant, Hegel, Kelsen, extendiéndose más en filosofía del derecho con Stammler, Radbruch y Del Vecchio. Su descripción, se reduce básicamente a identificarlo como un hombre alto y moreno, cuyo contraste entre una tez oscura y una mirada luminosa, lo convertían en un hombre singular, que escribía cuentos y novelas. León, innegablemente, era un hombre de frases que se te grababan a fuego lento en la memoria, llegándose a decir, que era capaz de decirte diez frases por hora. La invitación queda abierta a conocer más de estos cuatro autores, pero ante todo, del filósofo porteño, quien poseía una voz de cafés, más que de bares y al ser el ambiente el que define al ser, dejes de tranquilidad, apacibilidad y buen carácter se dejan entrever.

Taller de Crítica Literaria – Facultad de Filosofía y Humanidades- Universidad de Chile.






[1] Deudas intelectuales, Colección vidas ajenas. Ediciones Universidad Diego Portales, 2013. 69 pp.                                                                     
[2] Ídem. Pp. 69-70.
[3] Ídem. Pp. 71.
[4] Ídem. Pp. 73.
[5] Ídem. Pp. 75.
[6] Ídem. Pp. 99.
[7] Ídem. Pp. 108.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Seminario de Literatura Chilena Contemporánea Unidad de Lírica Segundo Informe (2014}

El presente ensayo, de carácter teórico-crítico, no será del tipo impresionista, pues abordará en líneas generales, los lineamientos y programa que constituyen a la generación del 50, conocida también como Generación Literaria de 1957- Se suele hablar de discrepancias de un método, pues la disyuntiva del método generacional, fluctúa entre dos de ellos, Existen dos criterios y consecuentemente dos nombres, para aludir a este grupo de escritores nacidos entre 1920 y 1934. El primero y el más difundido, Generación del 50, fue propuesto por Enrique Lafourcade en 1954. El segundo, Generación de 1957, fue propuesto por Cedomil Goic, quien aplicó el Criterio Generacional Histórico de Ortega y Gasset y el Método de seriación a la literatura hispanoamericana. Por ello a cuál de las generaciones se adscriba, dependerá del criterio que se de desee utilizar, según el esquema generacional y crítico que se emplee, la cual se caracterizó por ya no interesarse en la literatura propia, sino en aquella que le abra nuevos límites, la literatura inglesa y sobretodo los influjos de los grandes poetas, les abrirán perspectivas más críticas e incursionarán en nuevas técnicas que le llevarán a superar su propia época y las crisis en las que como escritores estaban inmersos

La Generación literaria de 1950, hizo su entrada al escenario de las letras nacionales, con un escepticismo radical frente a la vida y a la literatura chilena anterior (buscando ante todo la superación del criollismo). Es precisamente esta ruptura con lo autóctono, el criollismo de la generación del 38, el color local y el interés por lo foráneo, por la literatura inglesa y rusa del momento lo que caracterizará a esta generación. “El narrador y ensayista Claudio Giaconi, propuso que la superación del criollismo era uno de los seis propósitos del programa de la Generación del 50, los cinco restantes eran: la apertura hacia los grandes problemas contemporáneos, esto es, mayor universalidad tanto en las concepciones como en las realizaciones; la superación de los métodos narrativos tradicionales, audacias en lo referente a técnicas y realizaciones y por último, la supresión de la anécdota.”[1] Es decir, es una búsqueda constante por lo novedoso, por la experimentación, realizaciones poéticas no conocidas en el país, por ello necesitarán de los referentes vanguardistas y contemporáneos. No menor resulta ser la constitución de un programa, no es una generación que busque el mero azar, sino que propone una sistematización en todos los ámbitos, en su escritura ensayística, poética, narrativa y dramatúrgica como en los cambios que buscan promover en la sociedad, el existencialismo dejará una profunda huella en estos escritores.

“Por esta razón fueron estigmatizados como escritores despreocupados frente a los problemas sociales. Una de las razones de este escepticismo fue el momento de cambios profundos en la sociedad, tanto a nivel nacional, como internacional, teniendo en cuenta, el escenario mundial de la época. Todo esto provocó que en los escritores de esta generación surgiera la idea de la realidad concebida como una máscara, y que se subjetivará absolutamente la noción de conciencia humana.”[2] La realidad como una máscara es una forma de ocultamiento, donde no se nos muestra realmente cómo están sucediéndose los hechos, ya sean históricos o subjetivos. No es menor que esta generación se sitúe en la época y período que abarcó la segunda guerra mundial (1939-45), la consciencia humana y la subjetividad será cuestionada y puesta en tensión, ya que frente a un escenario con esas características, después de un holocausto, será difícil creer en el curso social y en la humanidad cada vez más deshumanizada, en términos del propio Ortega.

“En términos generales, todos los autores que conformaron esta generación, fueron influenciados por la poesía y por la novela norteamericana (Walt Whitman entre los poetas, Ernest Hemingway y William Faulkner entre los novelistas) y por la novela clásica Rusa (Leon Tolstoy, Fedor Dostoievski). También evidenciaron como especial referente el psicoanálisis de Sigmund Freud, el determinismo científico y el existencialismo.”[3] Indagar en el mundo de la consciencia humana será central para comprender los procesos vividos, por ello el psicoanálisis, la cura a través de la palabra, será viso como la panacea que permitiría curar los males del siglo, una sociedad en crisis que pasan por los dramas subjetivos y colectivos. “El determinismo científico es un paradigma científico que considera que, a pesar de la complejidad del mundo y su impredictibilidad práctica, el mundo físico evoluciona en el tiempo según principios o reglas totalmente predeterminadas y el azar es sólo un efecto aparente.”[4] El determinismo que nos propone la ciencia se vuelve un paradigma del devenir social e histórico, las guerras mundiales no serán una causa del azar, sino del “progreso” científico desbordado, es la paradoja de la ciencia, pues cuando ésta cae en malas manos, como es el caso de la bomba atómica y armas químicas, en vez de convertirse en un beneficio para la humanidad, que es lo que pretendía Einstein cuando desarrolló sus teorías sobre el núcleo atómico, ésta se volvió un arma de destrucción masiva.

Un hito de fundamental importancia para el desarrollo de esta generación -compuesta por narradores, poetas, dramaturgos, ensayistas y críticos-, fueron los Encuentros de Escritores realizados por la Universidad de Concepción en 1958, ya que en ellos tuvieron tribuna algunos de sus integrantes más destacados, como por ejemplo: Enrique Lafourcade, José Manuel Vergara, Armando Cassígoli, Jorge Edwards y Claudio Giaconi, entre otros. También, propiciaron el debate sobre esta generación tantas veces cuestionada ya sea por su existencia efectiva dentro de la literatura nacional, o por su visión de mundo y aparente desinterés ante la realidad del país.

Los poetas integrantes de la Generación del 50, presentaron diferencias en su pensamiento político, religiosos y poético, sin embargo a juicio de Miguel Arteche, esto no influyó en su modo de reaccionar frente a la herencia de los grandes poetas nacionales como Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Humberto Díaz Casanueva y Rosamel del Valle. Tampoco influyó en la actitud que adoptaron ante su quehacer como poetas, ya que el énfasis no sólo estuvo centrado en la estructura del poema, sino también en la búsqueda de una conciencia que les permitiera el "control de la criatura poética" y de la carga emocional de sus elementos, con el fin de lograr poemas sólidamente trabajados y construidos y además cargados con una "densidad de pensamiento" estrechamente vinculada a la expresión.

Es la densidad del pensamiento y la reflexión donde se vuelca el carácter existencialista de estos poetas, es su quehacer, su ser en el mundo el que los volverá más comprometidos en todo sentido, como tales, como ideólogos, políticos, críticos. Por ello se cultivarán en los más variopintos géneros, como una forma de rebelión social y que les permitiera llegar a un mayor público. Forma y contenido de la criatura poética serán cultivados, aunque se centrarán predominantemente en la forma, construyendo sólidos poemas, que se sustenten a sí mismos.

El escritor en el cual centraré mi análisis, será Enrique Lafourcade, quién ha dedicado toda una vida a la literatura: "Un ejemplo de obstinación increíble", según él mismo confiesa. Hoy, con más de ochenta años de edad, exhibe una obra cuantiosa y reconocida en toda Latinoamérica: más de dieciséis libros en prosa, crónicas y cuentos. A ello hay que sumar sus innumerables artículos de opinión publicados en los suplementos dominicales de El Mercurio y varias antologías de cuentos.”[5]

Incursionó en la escritura desde muy joven, a los trece años de edad con poesías románticas y luego, a los dieciséis años, con cuentos. Antes quiso ser filósofo, músico y artista visual; incluso, estudió pintura en el Museo de Bellas Artes. Finalmente, se dio cuenta de que su verdadera vocación era la literatura.
En sus primeros años como escritor fue muy difícil para él vivir de su arte debido a que en aquel tiempo las editoriales no entregaban más que una suma simbólica a los autores por conceptos de derechos de autor. Entonces, para financiar su obra literaria, decidió trabajar como periodista y comenzó colaborando para el diario Las Últimas Noticias. Fue así como en 1950 publicó su primera novela: El libro de Kareen, que escribió inspirado en su hermana que murió tempranamente a causa de una extraña enfermedad.

Con este primer libro, Lafourcade ingresó al medio intelectual santiaguino y formó parte de la Generación Literaria de 1950. Compartió, con los jóvenes escritores de esa generación, veladas y charlas y una misma forma de ver el mundo: "Queríamos explorar el mundo porque pensábamos que la vida estaba más allá de las rutinas familiares y domésticas. Bohemios de pan con queso y tacitas de té en el Il Bosco, pasábamos el día metidos en la Biblioteca Nacional y charlando en el Parque Forestal. Un grupo de jóvenes que soñó con ser artistas".

Lafourcade cultivará la prosa poética, sus poemas no siguen una estructura métrica estrófica, sino que se distribuyen de una forma prósica, pues habrá una apelación al lector y una situación de enunciación imitando la de los cuentos de hadas, con la frase “había una vez” o en inglés “one upon a time”, es un poema de carácter lírico-amoroso, que nos habla del amor entre un Búho y una Búha, como se apreciará aquel tópico ya estaba presente en la literatura medieval provenzal, la que sin duda alguna, funciona como fuente. El poema escogido, pertenece a un conjunto de poemas de carácter religioso, que nos habla de Dios y de las figuras simbólicas del búho –poeta religioso- y el ruiseñor, símbolo de conocimiento omnisciente, de sabiduría y del poeta, respectivamente.

Un movimiento apostólico nacido en el seno de la Iglesia y destinado a ser el alma del mundo. ¿De un mundo lleno de Dios? Cristo lleva impreso en su corazón el alma de María. Schoenstatt es familia. Alianza de ésta con Dios. Es mirra, nacida en las cenizas de las pólvoras de la condición humana.

Franceses, provenzales, ingleses, escucharon hablar y cantar al búho y al ruiseñor. Y el modo como recitaban poemas peleando por el esplendor de sus cantos. El búho, ese susurrante poeta religioso. El ruiseñor, el que canta al amor en los aires libres, perfumados, entre selvas de jardines antiguos. El sabio es el búho. El poeta es el ruiseñor que ríe entre las flores.

Hoy son muy escasos los admiradores de estos cantantes. A la vez, cantantes y sonantes. Que parecen haberse extinguido, pródigos en risas y armoniosas carcajadas.


“Ella y él

En rigor y en verdad, este texto debería titularse "los amantes", y comenzar con: "había una vez una búha que estaba muy sola y gustaba de vivir en su casa fantasma, abundosa en múltiples e inciertos corredores bajo la tierra de las colinas sagradas en las que florecían los ibiscos, las azucenas, las calas, los nomeolvides, los jazmines, y el ilan-ilan. Amén de ciertas y orgullosas rosas".

¿Perfumes, floraciones, en esos aires de esas suaves cumbres solemnes y en sus púlpitos perfumados por tantos ceremoniales? Allí, frente a ellos, el todo e inmenso mar envuelto en una gigantesca playa como una mano abierta de muchos dedos, de finas arenas con multiplicaciones de vientos sobre las nubes púrpuras.

Al caer el sol jugaban en las alturas ciertas garzas gigantescas, níveas. Y resignadas golondrinas grises. Todo allí era inocente, nadie ordenaba el florecimiento ni los silencios preparados para envolver tantos y casi inaudibles suspiros.

Hasta que llegó volando desde el sur el búho gris y vio la pajarería que danzaba en lo hondo de las nubes y vio los vientos regalando esplendores escarlatas.

Era mucho volar para este primer pájaro viajero que oyó la voz de alguien desde lo alto. La voz de las altísimas cumbres, la absoluta nacida en los dorados orientes. Allí donde le esperaba la princesa búha pajarito. Y los lirios amarillos, azules, blancos.”[6]




jueves, 13 de agosto de 2015

Seminario de Literatura Chilena Contemporánea Unidad de Lírica - Primer Informe (2014)

Seminario de Literatura Chilena Contemporánea
Unidad de Lírica
                                                                               Primer Informe                                                            

El presente ensayo, de carácter impresionista, abordará en líneas generales, los lineamientos y programa que constituyen a la generación del 38, conocida también como Generación Literaria de 1942- Se suele hablar de discrepancias de un método, pues la disyuntiva del método generacional, fluctúa entre dos de ellos, el planteado por Ortega y Gasset y el formulado por el crítico literario, Cedomil Goic-, por ello a cuál de las generaciones se adscriba, dependerá del criterio que se desee utilizar, según el esquema generacional y crítico que se emplee, el cual se caracterizó por interesarse en su propia época y las crisis en las que como escritores estaban inmersos: “La Generación Literaria de 1938,  evidenció el interés de los creadores por reflexionar sobre temas sociales, históricos y políticos. Ricardo Latcham y Hernán Díaz Arrieta bautizaron a este grupo con el nombre de generación neocriollista del 40, influidos por las características más destacadas de estas producciones literarias: criollista, por su delectación en lo nacional; nueva, por su actitud doctrinal, distanciada de la generación anterior en cuanto a que las realidades enfocadas en las obras carecen de la polaridad o deformación anteriores.”[1]

Para entender qué es una generación, basta apoyarse en las palabras de José Ortega y Gasset, que nos clarifica un poco más la concepción, si es que no arbitraria, tal vez azarosa que podemos tener por quiénes se adhieren a ella, cuáles son sus criterios y qué los vincula: “Una generación no es un puñado de hombres egregios, ni simplemente una masa:
es como un nuevo cuerpo social íntegro con su minoría selecta y su muchedumbre,
que ha sido lanzado sobre el ámbito de la existencia con una trayectoria vital determinada.”[2] Una definición que nos habla sobre su carácter vitalista, no de un mero aglutinar sin orden alguno, más que el de su existencia, sino de una trayectoria, es decir, qué han ido dejando a su paso, su escritura, sus postulados, su estética y por qué no decirlo, su poética en un ámbito de la existencia, por ello se hace necesaria una periodización, fechar a qué época pertenecen aquellos escritores, para así determinar qué los afectó, sus influencias histórico-literarias, donde el azar las más de las veces ya no es una mera casualidad.

La discusión generacional es un tema arduo y difundido en los estudios de crítica literaria, la que posee una larga data y cuya itinerancia sistemática sobre este problema, nos indica su permanencia y actualidad para determinar si un escritor pertenece a tal o cual generación, es así que se ha convertido en un método que procura darle un carácter cientificista a la literatura, que además queda demostrado cuando se hace referencia a científicos eminentes como Galileo “La lectura generacional de raíz estructural que Ortega y Gasset utiliza para la comprensión del fenómeno literario y artístico, y que ha servido de punto de partida para prácticamente todas las teorías que explican la literatura a partir del hecho generacional, se inicia principalmente a partir del curso "En torno a Galileo" (1933) que dictó Ortega, en el que esbozó al menos nueve puntos sobre los que se sostiene su teoría. Este método ha contado con diversos seguidores que, con variantes, han trabajado sobre la línea abierta por Ortega y Gasset, entre los que se encuentran Julián Marías y Guillermo de Torre, en España, el dominicano Pedro Henríquez Ureña y el colombiano José Juan Arrom, entre otros. Sin embargo, fue con la aparición en 1968 de La novela chilena: los mitos degradados, del académico chileno Cedomil Goic, que la aplicación sistemática del método generacional tomó fuerza en Latinoamérica, lo que sumado al trabajo permanente y sostenido de Goic sobre el tema lo han convertido en referencia ineludible tanto para los seguidores de esta línea teórica como para sus detractores. Entre estos últimos destaca el trabajo aún inédito Contra el método generacional, del académico Ricardo Cuadros”[3]


“Porque el escritor, en estos tiempos, es una especie de soldado
que acompaña a su pueblo con el arma bajo el brazo”
Luis Enrique Délano. Con estas palabras se da pie a la comprensión particular de que para  comprender a esta generación bajo el contexto que las enmarca, se hará necesario hacerlo bajo la luz de las guerras mundiales y los procesos políticos, sociales e ideológicos convulsos, el arma a la que se refiere el extracto, es una metáfora, pues en tanto recurso estilístico, ésta simbolizaría a las letras, piénsese en el tópico de las armas y las letras, donde la escritura y el rol que desempeña el escritor en la sociedad es determinante, pues por un lado debía cultivarse en la guerra y, por otro, debía ser ilustrado en las artes liberales. Lo que llevado al siglo XX, adaptándolo a estas beligerantes y constantes crisis sociales, el escritor, no puede estar escindido de su rol social


El contexto epocal en el cual nace esta generación, es propiciador para la creación literaria, erigiéndose, si bien no como un movimiento de vanguardia, pese a que tomará rasgos de las dos principales, surrealismo y creacíonismo, como veremos más adelante, dos guerras serán su caudal decisivo: “La segunda Guerra Mundial (1939), el estallido de la Guerra Civil española en 1936 y el advenimiento del Frente Popular, fueron factores determinantes para los escritores de esta generación. Este grupo nació en medio de los turbulentos cambios políticos de las campañas del año 1920. Hugo Montes, destacado estudioso de la literatura nacional, en su libro Historia de la literatura chilena, describió esta generación: "En 1938, como un anuncio de triunfos posteriores auténticos, llegó al poder un vigoroso sector de extracción media, originando una eclosión de fe popular, traducida por los escritores en un naturalismo constructivo en que se integran significativamente las capas sociales en descomposición y las fuerzas promisorias de los grupos en ascenso. No se trata ahora de una recreación estética de un ambiente de autenticidad discutible, sino de un hondo hurgar en busca de las causas infraestructurales que originan el proceso que angustia y oprime las clases desposeídas o grupos laborantes. Este naturalismo proletario, esta verdadera épica social, como alguien señaló, produjo un 'ansia apasionada de cambiar la vida nacional... de dar al obrero y al campesino... un sitio de dignidad'. Y así vemos el nacimiento de una literatura de mayor resonancia vital que no gira en torno al paisaje, sino al hombre comunitario".[4] Es precisamente la emergencia de una clase social como la media y las clases más bajas, las que serán descritas en esta literatura, con rasgos realistas y naturalistas, al menos en narrativa, que también se verá expresada en poesía, donde se verán reflejados los sentimientos y crisis existenciales que calan en los sujetos/autores y escritores de esta generación, sentimientos tales como la angustia, el dolor, sufrimiento por la humanidad, detonarán en un sujeto si bien no estrictamente existencialista, con claros dejes marcados de este existencialismo vital que apreciábamos en Francia en un Camus.

“En este sentido, los creadores de este movimiento pertenecieron al mundo popular y se sintieron cercanos al marxismo -a lo menos un gran número de ellos-, sus obras pusieron el énfasis en la problemática social, propiciaron la apertura de parcelas literarias en las regiones del país, el centro de sus creaciones fue el hombre y la constante lucha contra la naturaleza y la explotación humana. Aun cuando estas características fueron compartidas por los miembros de la Generación Literaria de 1938, un sector importante de la crítica especializada afirmó que estuvo dividida en dos grupos. El primero, de mayor sentido social, lenguaje más directo, apegado al realismo y con un claro acento regionalista. El segundo, buscó mayor novedad en los motivos literarios, fue más esteticista y subjetivo, formado en su mayoría por poetas impactados por el surrealismo y el creacionismo.”[5] La influencia de ambas vanguardias, que apreciaremos ante todo en el grupo de poetas adscritos al grupo de La mandrágora, tomará técnicas y rasgos estéticos, propios del grupo creado por Bretón, en las que también se inspirarán en los planteamientos de Huidobro, donde el arte debe crear y no imitar a la naturaleza.
“Entre los escritores adscritos a este grupo literario destacan Nicomedes Guzmán, Gonzalo Drago, Andrés Sabella, Francisco Coloane, Volodia Teitelboim, Eduardo Anguita, Teófilo Cid y algunos miembros del grupo La Mandrágora, entre otros escritores.![6] De esta generación de escritores me centraré en la obra poética de Teófilo Cid, analizando uno de sus poemas, donde como en todo escritor, para tener una visión más global y acabada de su obra, es necesario conocer sus influencias, que en el caso del poeta que nos concierne, en su etapa de juventud, con poetas coetáneos compartió discusiones literarias que sin duda alguna enriquecieron entreambas lecturas y escrituras, me refiero a Enriquez Gómez Correa y Braulio Arenas.
Dentro de los puntos que destacan de Teófilo Cid en su biografía, está su adhesión al grupo La mándragora, donde su visión surrealista queda patentemente delineada, sobre todo lo que refiere al mundo de los sueños, esa experimentación constante con esa otra realidad, alterna a la vigilia, de cuya materia se sirve el poeta para llevar a cabo su creación literaria: “En 1933, con 19 años de edad, se trasladó a Santiago. Tras seguir la carrera de Pedagogía en Castellano, comenzó a trabajar como funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sin embargo, pronto dejó atrás las responsabilidades de ese cargo y se vinculó con la bohemia intelectual santiaguina, la que en las noches se proclamaba por los bares y cafés de la ciudad. Ya establecido en la capital, formó junto a sus amigos Braulio Arenas, Enrique Gómez Correa y Jorge Cáceres el grupo Mandrágora, cuyo objetivo fue difundir, mediante una revista, actos públicos y tertulias, los postulados del surrealismo. Producto de su vinculación con esta corriente de pensamiento surgió el libro Bouldroud en 1942, compuesto por siete cuentos calificados por el mismo como "oníricos".[7] Luego de experimentar en sus primeros escarceos literarios con el surrealismo, luego lo hará con el creacionismo, distanciándose del grupo al cual se había adherido de su generación, por lo cual no fue incluído en el A,G,C de La mandrágora. Sin embargo, Cid no sólo cultivó la poesía, sino también el cuento, el teatro, la novela y la crítica literaria, lo que nos habla de su intensa actividad intelectual, que con el tiempo iría en deterioro, hasta terminar sus últimos días en un estado deplorable, recibiendo asilo de amigos como Guillermo Atías

Finalmente, en lo que respecta al análisis de su obra poética, escogeré un poema que sintetiza algunos puntos centrales de su concepción artística/estética y que muestra rasgos surrealistas, que lleva a por título:  MADRUGADORAS, cuyo Comentario de Braulio Arenas clarifica la elección del autor de su preferencia a la hora de escribir el poema : " ¿Por qué perra y no perro?, preguntábamos a Teófilo al llegar al final de este poema suyo. Al interrogarle, pensábamos en el can llevado en su viaje a la luna por los expedicionarios de Julio Verne, muerto en el viaje, arrojado fuera de la nave, y siguiéndoles, atraído por la fuerza de gravedad del vehículo, a través del espacio. El mismo poeta no se explicaba por qué perra famosa y no perro famoso. Este poema fue publicado en el número primero de nuestra revista "Mandrágora" (diciembre de 1938). Sólo muchos años más tarde tendríamos la explicación, pues fue una perrita la que viajó en el Sputnik de los soviéticos. " 

El motivo del tiempo y su vínculo con las imágenes es propio de la poética surrealista, pues le da un carácter onírico, de ensueño a la experiencia vivida, donde el hablante lírico, logra vivir otra vida, la que lo hace a través del sujeto poético, que en esta ocasión es la perra que viajó por primera vez al espacio exterior. En la descripción que hace de la experiencia del viaje, logra un tono poético/preciocista, nos habla de un farol de equinoccio con  presencia de sinestesias, pues en aquel sitio, la voz escucha su propia sombra. La denominación de madrugadora, por este despertar en el espacio exterior, la personifica, despertará en un hemisferio de cristal (imagen del universo) a la que le asocia el elemento del éter, lo que es propio no sólo de los surrealistas, sino también de los poetas simbolistas, como Rimbaud, del que no cabe duda posee influencias.


“Sumergida en tiempo
En imágenes
En distintas direcciones
En focos de alta mar
En odio al vesperal dominio
En tí misma
Yo vivo a través de tu candor
Como la sangre en una vena
Un farol de equinoccio
Al final del sitio plano
Del hangar más alto
En estas cordilleras
Donde la voz escucha su propia sombra
El milano atrae sus hijuelos
En este adiós de tí
De tí la madrugadora
Perdida en un hemisferio de cristal
En una curva sin dibujos
A la intemperie
Como una perra famosa
lamida por el éter.”[8]


Mi arte poética

Arte poética (José Chamorro)

Escribo desde el alma que aniquila la razón y no de sin razones del corazón deseadas. Escribo porque nací poeta en una generación ...