domingo, 25 de junio de 2023

Análisis Desolación y Tala - Gabriela Mistral (julio 2014).

 

1.     Determine en los poemas de Desolación y Tala la significación y el recorrido que representan las figuras religiosas en relación a la correspondiente metamorfosis de la sujeto mistraliana. Utilice la lectura realizada en clases como los materiales críticos pertinentes.

 

Cabe referir que la obra poética de Desolación (poemas de la Patagonia), rito personal, poesía religiosa y Tala en Gabriela Mistral, se adscribe al mundonovismo, se nos presenta la figura de la santa (no madre, virgen), en la que Mistral transcurre por una etapa esotérico-budista. En un estudio filosófico sobre la poesía chilena realizado por Patricio Marchant, dictaminó que una de las figuras centrales en su poesía con un tono religioso es la del árbol cristo mistraliano, la que será central en su poética, lo que resulta sin duda necesario es analizar la figura del árbol y cuál es su representación simbólica, pues para Freud éste es un símbolo fálico y guarda relación con lo primigenio, lo natural, lo instintivo. En Desolación, por ejemplo, aparece la imagen del “árbol muerto”, que antes de ser designado así, tenía por nombre “árbol cristo” y “Un árbol cristo”, cuyo verso en palabras de Marchant en la estrofa definitiva, versaba: “un árbol blanco roto/y mordido de llagas”[1] y “un árbol cristo, un árbol roto lleno de llagas”[2], un hecho destacable es la metamorfosis o transformación mística que experimenta la sujeto, la propia sujeto encarnará la figura de cristo, ese cristo sufriente, ella se martirizará para lograr esa conexión espiritual, tal como lo hacían los místicos religiosos de los siglos de oro, sentirá en cuerpo y alma el calvario que tuvo que soportar cristo en la cruz, esta etapa poética es de la adjetivación, ya que ella le otorgará los matices semánticos y significados a la escena poética que desea mostrarnos, cargada de dolor y semas que delineen su sentir.

 

La relación entre el árbol y la psique es sin duda a nivel inconsciente, por ello las teorías psicoanalíticas de principios del siglo XX, resultan reveladoras al momento de realizar una interpretación poética, Freud señala qu el árbol es símbolo fálico y así se apreciará aunque implícitamente en “éxtasis de desolación”. Fue de cierto modo una poesía incomprendida, no sólo por los receptores de su obra, sus contemporáneos, sino que la propia Mistral llega a comprender la totalidad de su obra poética, por ello nexos que alcanzan este nivel espiritual y de misticismo, resultan un desafío para la crítica literaria.

 

El árbol es representación simbólica de la madre arcaica, es decir, de los orígenes, lo primigenio y natural, el origen de la vida que desde un punto de vista etnológico, representa un sustituo de la madre, es a lo que el sujeto puede aferrarse instintivamente, es la conexión con la madre naturaleza de la cual se embebe. Significativo resulta la teoría del síndrome de “agarrarse a” del “des-agarrarse como acontecimiento traumático”, en una especie de circularidad. Lo anterior guarda relación con la concepción de la madre, que es aquella con la cual el sujeto establece una unidad dual: “Un ser que es único sólo cuando es dos, que está completo como uno, sólo cuando es dos”[3]

 

Es central para comprender cómo se nos perfila la sujeto la visión freudeana sobre las tres formas de concebir a la madre: madre-productora, madre-amante (que recoge el sexo del amante después del acto de amor) y madre-muerte que recoge al hijo muerto, esta última como una transgresión al instinto maternal que como veremos posteriormente va contra la poética de canción de cuna y coro/ronda, que nos proyecta una imagen positiva de la relación madre/hijo.

 

La representación de las figuras religiosas como Cristo en la poesía mistraliana, se manifiesta en dos poemas de Desolación: El Dios triste y la cruz de Bistolfi, los que nos hablan sobre la presencia/ausencia de los dioses o del dios cristianos, donde éste determinará la existencia humana, caracterizándose por la imagen de tres dioses significativos: EL DIOS de David y el segundo es el dios triste o dios-padre de los cristianos; dios inmenso por la inmensa cantidad de hombres que se determinan por él, pero éste es un dios triste, débil, sufriente, herido y sin aliento. Y, finalmente el nombre de un dios oculto, cruz que para sentirla no necesitamos saber que la sentimos. A través de estas figuras, la Mistral encarna su rol de sujeto femenino en tanto madre, pero es la  cruz, un estadio anterior al de la madre muerte.

 

Una de las conexiones lucidícimas que hace Patricio Marchant en el desciframiento de la poética de la autora se relaciona con la interpretación semántica que liga lós simbolos de su poética: “Ahora bien, si la cruz es madre y si la cruz es un árbol y todo árbol, que es madre, es cruz; si cristo está en la cruz, si la cruz es cristo (una cruz desnuda de cristo, como la Cruz de Bistolfi, es cristo), entonces, siendo curz, siendo árbol, Cristo es madre. Cristo opera en el estrato más profundo del inconsciente no como figura masculina, como Dios-hombre o como un hombre-dios sino que opera, está inscrito, produce efectos de madre, opera como madre”[4]   Esta teoría apunta a que en un nivel inconsciente simbólico dual, la madre es hijo y el hijo es madre, hay una superposición de las figuras, sin caer en la triangulación del edipo.

 

Una interpretación aclaratoria habla sobre un conjunto de representaciones cristiana que son verdaderas, entendiendo al cristianismo oficial como una interpretación, una errada interpretación, la poesía mistraliana, se entroncaría, dado el contenido de su pensamiento, donde citando a  Marchant: “Cristo es madre como objeto de instinto, del deseo, de la pasión fundamental”[5]

 

En el estado de metamorfosis de la sujeto o la persona que se construye ante dios, ésta entra en una crisis religiosa y existencal tal, que se le voltea el alma, hay un cambio de su alma, es el Dios inspirador que se presenta ante sí y se revela, se muestra ante ella, es la persona que se ha construido a sí misma de cara a dios, es su máscara, la representación de sí misma y el conflicto en que entra de cara al amado perdiendo su identidad

 

2.     Perfile por medio de tres momentos poéticos distintos de la obra de Gabriela Mistral la significación de cada uno de los siguientes motivos y recursos textuales: a) niebla, b) oro-dorado-rojo, c) estados alterados de la sujeto, d) reductos femeniles, e) canción de cuna, f) coro/ronda y g) notas al pie de página.

 

Dentro de la caracterización de los sus tres momentos poéticos, a) El motivo de la niebla guarda relación con lo inconsciente, con lo oculto, enigmático y misterioso, con lo que se precisa mostrar el plano de lo onírico, el sueño, la niebla se traduce como un espacio surreal donde nace la libertad, es donde se suceden los anhelos más íntimos y se satisface el deseo. c) los estados alterados de la sujeto, nos vemos envueltos en un estrato al cual se accede en otros grados de consciencia, a los que llegan sólo iluminados/místicos o elegidos y los enfermos mentales y como apunta Marchant: “También aquellos cuya capacidad de penetrar el inconsciente es enteramente anormal y que pueden decir lo que saben en textos más acá o más allá de la calificación de textos locos. Como los de Gabriela Mistral”[6] d) En los reductos femeniles, se constriñe a la mujer dentro de los límites del patriarcado, a su condición de maternidad, cuya única relación la sitúa en un orden de reproductora con el hecho físico del embarazo,e l parto y el proceso de socialización que implica, de este modo la maternidad se vuelve una experiencia personal como el poema “Todas íbamos a ser reinas”, donde se alude a la maternidad como experiencia, vista como un mito.

 

E y f) Tanto canción de cuna como coro/ronda, representan lo lúdico, la relación e instinto maternal de la sujeto con el hijo, como el arruyo y canto para que éste se adormezca, es la protección, el hogar, donde se satisfacen los deseos de ser madre.  



[1] Escritura y temblor, Patricio Marchant. Editorial cuarto propio. El árbol como madre arcaica en la poesía de Gabriela Mistral Pp 11-126.

[2]Ídem.

[3] ídem

[4] ídem

[5] ídem

[6] ídem

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