El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas
No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías
Enamórate de la soleada claridad del día
Invierte el tiempo, traspasa generaciones
Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves
No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte
Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil
No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano
Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.
Muy pocas veces tenemos la ocasión para analizar nuestro pasar, nuestro recorrido por los diversos senderos de la vida, memorar aquellos momentos de dicha y gozo con nuestros seres queridos y tal vez recordar aquellos episodios que no han sido muy gratos, pero en el fondo nos han hecho aprender y crecer como personas, tropiezos y alegrías que son capaces de cambiar nuestra existencia. Quizás sean detalles ínfimos, que en el transcurso de nuestra vida no los percibimos, pero que sin lugar a dudas han hecho de nuestro pasar un hecho trascendental en la vida de los demás; no obstante, si no ha sido así, aún es tiempo para reivindicarnos y hacer de nuestro transitar, un ameno momento en esta efímera vida que se nos es otorgada.
Un año que se va, un año que se nos viene, año para recapacitar y escoger nuevas elecciones, nuevas experiencias de las cuales hemos de fortalecernos y salir triunfantes, año que se nos avecina tal vez difícil, pero que sin lugar a dudas nos traerá consigo un cúmulo de satisfacciones y un porvenir atiborrado de bellos momentos con aquellas personas que más apreciamos.
Les desea lo mejor en este nuevo año, José Patricio Chamorro.
¿Qué es la vida? Quizás aquello tenga un cúmulo de interpretaciones, pero está claro que la existencia y nuestro pasar terrenal está sujeto a cambios, algunos vertiginosos, otros más parsimoniosos; en fin, permutaciones que nos hacen percibir y responder ante las realidades que se nos presentan. Pero es aquí, en el arte del “responder”, donde muchos caen en el hálito fulminante de la vida, percibiendo el acontecer diario como un ente enmarañado que sólo ostenta adversidades, que nos confina en una perpetuidad de estados anímicos de abatimiento, repleto de aflicción y tristeza, los que desembocan innumerables veces en depresiones que son productos de la realidad en la que estamos inmersos; sí bien, la vida nos es ingrata, depende de nosotros el que ella nos sea más amena, es por ello que replico que “responder”, debe ser la manifestación de nuestro ser ante los diversos factores que enfrentamos, tanto aquellos externos, es decir, todo nuestro entorno, ya sea social, cultural, histórico; los que se interrelacionan entre sí, configurando nuestra respuesta social, no obstante, un componente trascendental dentro del acto de “responder” es el factor interno, que es aquella conjugación de todas nuestras motivaciones, temple anímico, valores, creencias y conocimiento de nuestro yo interior, que nos hacen escoger algún sendero dentro de nuestras posibilidades de elección, muchas veces limitadas de la vida. Es por ello que el artificio del responder, es la conformación de un proceso complejo, al que no podemos dar cabida sin premeditación alguna, es preciso detenernos y dedicarnos aunque sea un instante para darnos cuenta de cuál es el rumbo que hemos tomado, si nuestras decisiones han sido las más acertadas y más aún si nuestra vida tiene un pasar feliz.
Hoy ha sido un día bastante fructífero en diversos aspectos, los que han desembocado de una u otra forma en pensamientos que me evocan mi anhelada labor y senda que comencé esta semana. Con aquella ávida expectación por querer comprender en mayor profundidad lo que me rodea, quise comenzar indagando en el saber de la compenetración con el entorno, no obstante, sé que el conocimiento lo puedo adquirir, pero sólo serán meras herramientas, ya que la sabiduría se debe alcanzar por nosotros mismos. Es por ello, que inicie mi búsqueda en los pensamientos de diversos literatos y filósofos destacados de la Historia Universal; que poseen aquel sentimiento apasionado, que los hace permanecer en sintonía con su yo interior y con lo exterior.
Partiendo de la premisa trascendental que "para poder comprender lo externo, es necesario conocerse a si mismo", es que constantemente hago análisis introspectivos de mi diario vivir; para así de este modo poder avanzar en el primer escalón de aquella fuente inagotable que nos hace permanecer en unidad con todo lo existente. Aquellas instancias, requirieron de constancia, concentración y análisis, las que me han hecho adquirir, pulir, cincelar y deletrear ciertas habilidades, sin embargo, la exigencia y el método me hacen acrecentar el rigor al querer avanzar en mi peregrinar por los escalones de la comprensión de la vida, y es en este segundo escalón, el de la "comprensión", donde se necesita de aquellas destrezas obtenidas, para poder conseguir una armonía interpersonal y con todos los entes que transitan en esta vida efímera, no tan sólo los que poseen vida, sino también los inertes.
A continuación, daré a conocer los pensamientos y citas que me servirán de mejor forma para seguir aquel sendero; donde destacan Filosófos como Platón, Aristóteles, Nietzsche, Schopenhauer y Sartre; además de distinguidos literatos.
Platón, 427 AC-347 AC. Filósofo griego.
“La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco”.
“Los amigos se convierten con frecuencia en ladrones de nuestro tiempo”.
“El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los caballos”.
“No hay hombre tan cobarde a quien el amor no haga valiente y transforme en héroe”.
“Cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue; pero el principio inmortal se retira y se aleja sano y salvo”.
Aristóteles, 384 AC-322 AC. Filósofo griego.
“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas”.
“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”.
“La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica”.
“Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud”.
Maria Luisa Puga (1944 - 2004), escritora mexicana.
“para entender la vida hay que ponerla en palabras...”
“Los accidentes cambian el sentido de las cosas, burlándose de uno y despojando al tiempo del espacio que creíamos nuestro para decidir.”
Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844 – 1900) filósofo, poeta y filólogo clásico alemán, fue uno de los pensadores modernos más influyentes del siglo XIX.
De más allá del bien y del mal. (Extracto)
"Sigue habiendo cándidos observadores de sí mismos que creen que existen certezas inmediatas, por ejemplo yo pienso, o, y ésta fue la superstición de Schopenhauer, yo quiero: como si aquí, por así decirlo, el conocer lograse captar su objeto de manera pura y desnuda, en cuanto cosa en sí, y ni por parte del sujeto ni por parte del objeto tuviese lugar ningún falseamiento. Pero que certeza inmediata, así como conocimiento absoluto y cosa en sí encierran una contradictio in adjecto, eso lo repetiré yo cien veces: ¡deberíamos liberarnos por fin de la seducción de las palabras! Aunque el pueblo crea que conocer es un conocer-hasta-el-final, el filósofo tiene que decirse: cuando yo analizo el proceso expresado en la proposición yo pienso obtengo una serie de aseveraciones temerarias cuya fundamentación resulta difícil, y tal vez imposible, - por ejemplo que yo soy quien piensa, que tiene que existir en absoluto algo que piensa, que pensar es una actividad y el efecto de un ser que es pensado como causa, que existe un yo y, finalmente, que está establecido qué es lo que hay que designar con la palabra pensar, - que yo sé qué es pensar. Pues si yo no hubiera tomado ya dentro de mí una decisión sobre esto, ¿de acuerdo con qué apreciaría yo que lo que acaba de ocurrir no es tal vez querer o sentir? En suma ese yo pienso presupone que yo compare mi estado actual con otros estados que yo conozco ya en mí, para de ese modo establecer, lo que tal estado es: en razón de ese recurso a un saber diferente tal estado no tiene para mí en todo caso una certeza inmediata. - En lugar de aquella certeza inmediata en la que, dado el caso, puede creer el pueblo, el filósofo encuentra así entre sus manos una serie de cuestiones de metafísica, auténticas cuestiones de conciencia del intelecto, que dicen así: ¿De donde saco yo el concepto pensar? ¿Por qué creo en la causa y en el efecto? ¿Qué me da a mí derecho a hablar de un yo causa de mis pensamientos? El que, invocando una especie de intuición del conocimiento, se atreve a responder enseguida a esas cuestiones metafísicas, como hace quien dice: yo pienso, y yo sé que al menos esto es verdadero, real cierto - éseencontrará preparados hoy en un filósofo una sonrisa y dos signos de interrogación. Señor mío, le dará tal vez a entender el filósofo, es inverosímil que usted no se equivoque: más ¿por qué también la verdad a toda costa? ".
Todo acaeció como un día normal; estando en pleno momento de mis reflexiones diarias de okio u ocio, como han denominado los griegos a aquellos momentos del día dedicados al análisis intrapersonal, en los que en mi estado de insomnio; pude llegar a un encuentro profundo con mi yo interior, alcanzado una sintonía con mi nirvana, que me llevó a un cúmulo de cavilaciones que me forjaron el sendero para llegar a la siguiente premisa: “Todo es literatura”; la sustentación de aquella deducción, la hago en dos planteamientos de aparente paradoja ; “La vida es literatura” y la “Literatura es vida”; ¿a qué me refiero con esto?; que la vida es literatura, puesto que todo lo que percibimos, captamos y sentimos se puede plasmar en la retórica y a la vez la literatura es vida, ya que nos abre nuevos mundos como decía Vicente Huidobro; pudiendo crear objetos, seres y lugares inesperados e inexistentes, carentes de lógica alguna.
Quizá aquello es cuestionable y lo más certero es que lo sea, sin embargo, estas son mis reflexiones, por lo tanto son subjetivas, además que no pretendo plantear verdades irrefutables, sino más bien encontrar mi propia verdad, comprenderme, para que de este modo pueda entender mi entorno y a todos los demás seres de la creación.
Finalmente quiero señalar, que para mí, aquello es de suma importancia; puesto que me ha hecho encontrar una forma de innovar en lo que me apasiona, vale decir, en la literatura propiamente tal, donde sí bien conocía lo mencionado con anterioridad, no lo vivía a cabalidad; es por eso que ahora pretendo compenetrarme con mi plectro o fuente de inspiración, de tal manera que pretendo hacer de aquella creación literaria un enlace de comprensión del mundo ysatisfacción tanto personal como para el deleite de los demás.
La amistad es para algunos el compartir y apoyarse mutuamente frente a las adversidades y gratos momentos de nuestras vidas; para otros es simplemente un lazo que los une y que es muy fuerte pero frágil a la vez.Es decir, es tan valioso y resistente como el oro, pero en momentos de incertidumbre puede ser frágil y leve como suspiro de lluvia frente a la inmensidad del mar...
Aquella noche de lluvia Pedro iba rápidamente calles tras calles desoladas camino a su casa, pero la borrasca no cesaba, más aún el viento y lluvia embestían con fuerzas a todo aquello que estuviese bajo las penumbras de la noche. Intentó buscar un refugio, pero no atisbó ninguno, mas no obstante, apresuró su caminar. Finalmente se topó con una plaza a la que se dirigió a pasos furtivos; estando en ella se resguardó bajo un árbol, esperando que la tormenta se apaciguara, mientras estaba a la espera comenzó a meditar en lo extenuante que había sido todo aquel día, en ese instante escucha sollozar la voz de una mujer...
Erica estaba hastiada de todo, no quería ver a nadie, todo para ella había terminado, Rafael era ya un recuerdo fugaz en su vida, un mal recuerdo, sus padres no la apoyaban; sus amigos, o al menos los que ella creía sus amigos, la habían defraudado, abandonándola en el momento que una mujer más necesita de amparo.
Pedro en un intento de escuchar y ver quién era aquella mujer, resbaló...
Erica escuchó un ruido, se asustó mucho. Quería salir corriendo, pero dónde iría una mujer que no tenía dónde resguardarse más que en una plaza desolada...
Rápidamente Pedro se levantó y se percató que la mujer sollozaba con menor intensidad, más aún se asomó tras el árbol a mirar...
Erica levantó su mirada hacia el lugar de donde había provenido aquel ruido, mas sin saber qué hacer quedó perpleja ante aquella silueta de un hombre que la estaba observando...
-Disculpe, no pude evitar escuchar su llanto, no la molestaré, sólo quería saber quién lloraba -dijo Pedro.
Erica, aún más anonadada, sin ella quererlo esbozó una sonrisa en su rostro; -no te preocupes, gracias. - Pronunció asimilando todo aquello que le acontecía.
Pedro acercándose a ella le dijo; -no tienes por qué agradecer, cualquiera se preocuparía al escuchar a alguien llorar del modo en que tú lo hacías.-
-No creas, no cualquiera lo haría -dijo Erica con tono melancólico.
-Muchas veces nos sentimos solos, sentimos que nadie nos estima o que somos incomprendidos.-dijo Pedro, a medida que se acercaba a la banca y se sentaba a su lado.
Erica lo mira a los ojos y le dice: -eres un ángel, gracias por quedarte.- Pedro se ruboriza, perdiendo a la par su habla.
Me llamo Erica, mi novio me abandonó en el momento más importante de mi vida, estoy sola. Hace una semana que quedé embarazada, cuando decidí contarle a él, lo encontré con otra; no sabía qué hacer, cuando le dije a mis padres, me trataron como una cualquiera y me exigieron que abortara. Así que decidí irme de la casa, recurrí a mis amigos y ninguno me acogió, ahora llegas tú en este momento que lo único que quería era abortar.
Pedro quedó lívido ante tales palabras, pese a ello, intentó aconsejarla. ¡No lo haga!, nosotros somos producto de nuestros propios actos, es difícil tomar decisiones, más todavía en momentos de incertidumbre como éste, pero es ahora cuando tenemos que tener el máximo de coraje y enfrentar los problemas. Los hijos, no tienen la culpa de los actos que cometen los padres, todos cometemos errores, pero la diferencia está en saber asumirlos, no aborte, está en juego la vida de su hijo y la suya...
! Pero jamás has pasado por algo así, entonces no me digas que es lo que debo hacer, no tengo más alternativa! -díjoleErica con tono lastimero.
-No es así; yo no tengo padre, al menos no lo conozco y tampoco me interesa conocerlo, pero estoy orgulloso de mi madre, porque ella no desistió ante lo que le dijeran los demás, fue madre soltera a los 17 años.- Pronunciaba levemente Pedro.
Erica quedó pasmada, lo abrazó y lloró en su hombro, mas él también la abrazó y la reconfortó.
Gracias por todo, me has abierto los ojos, tienes razón, tengo que ser fuerte y enfrentarme a mis padres, mi hijo se merece lo mejor, una madre que pese a todas las dificultades lo quiso -Profirió Erica, ya sin sollozar.
Se despidieron, ya la lluvia empezaba a cesar... Cada uno siguió su caminar, frente a los suspiros de lluvia que ya no caían más...
Aquella tarde de
otoño se conocieron, sintieron en su corazón una experiencia que jamás habían
vívido, que los cautivó en una atmósfera propia de ternura y comprensión, ya
que no bastaban más que gestos para entenderse mutuamente, parecía que se
hubiesen conocido desde toda una vida.
Pasaron
incalculables instantes mirándose, detalle a detalle sus rasgos faciales, que
eran perfectos para ambos, ella se veía reflejada en los ojos de él y Francisco
en los de ella. Aquel momento marcaría sus vidas para siempre...
Marisella se acercó
tímidamente hacia él; Francisco contenía su respiración, ambos estaban cada vez
más cerca, Francisco la abraza y ella se ruboriza, pese a ello, se dejó
abrazar. Él la acarició en la mejilla y ella lo miró con los ojos del alma,
besándolo apasionadamente; fueron instantes inmemorables, de aquéllos que se
viven una vez.
Marisella se apartó
de él, Francisco la miró desconcertado. Ella se alejó vertiginosamente hacia la
calle contigua; más aún sin pensarlo dos veces él la siguió, pero Marisella
tomó el primer taxi que pasó, aun así Francisco corrió hasta los límites de la
extenuación por alcanzarla, pero fue en vano, el cansancio lo hizo desistir,
declinando de bruces al suelo como niño desamparado.
Ella estaba
acongojada, triste, melancólica, sollozando como jamás mujer háyase visto en el
mundo. Al descender del auto, se acercó a la puerta principal del claustro,
donde la esperaban para ser consagrada al noble servicio eclesiástico, mas ella
nunca pudo olvidarlo; aquel volar efímero en su lozana plenitud.
Iluminas mi camino Con la pureza que acaricia el fondo de tu alma Y reflejan las grandes virtudes y amor con que has vivido.
Me esbozas el sendero cuando estoy perdido
Intentarías todo por guiarme en el camino
Abrazas mi espalda cuando tengo frío,
Abres tu corazón para escucharme y aconsejarme cuando más lo necesito.
Eres la más pura expresión de amor Frágil, alegre y cándida cómo la más bella flor Agradecimiento sería mísero Tan sólo amor es efímero Todo lo que quiero es entregarte mi cariño.
En las lejanas costas del fin del mundo, en aquel océano que algunos denominaron Pacífico, el que sin lugar a dudas es el único de tan maravillosos horizontes, yacía el pueblo de los Aonikenk. Aquellas bandas cazadoras recolectoras, nómades, de hombres osados y mujeres fervorosas, que recorrían las llanuras patagónicas y costas del estrecho de Magallanes en sus rudimentos cotidianos de subsistencia; cazando Guanacos o Ñandúes, para lo que empleaban técnicas de cercado, inherentes a aquel conglomerado y asemejable a estratagemas de esfinges de Egypto.
En plena captura uno de aquellos individuos divisó varios seres que poseían atuendos magistrales, distintos a cualquier otro que ellos hayan oteado con anterioridad, los que parecían forjados por dioses, pero lo que más les causó perplejidad, era que estos seres estaban constituidos por rasgos de humano y de bestia. No obstante, tras haber ocasionado tal anonadamiento, lo entes antropomorfos aprovecharon tal situación y se acercaron cada vez más a los Aonikenk. Estos últimos, sin saber qué hacer, se vieron embargados por sentimientos de temor e incertidumbre, pese a ello, estaban impasibles y preparados para cualquier eventualidad. Fue en ese preciso instante, cuando uno de los hombres tomó la decisión acertada de avisar a su poblado de lo que acontecía, divergiendo de sus pares.
Mientras aquel hombre se encaminaba a su aldea, los antropomorfos se acercaban cada vez más, hasta que finalmente arribaron a escasa distancia de los Aonikenk. Los seres que tenían forma de bestia, sacaron de sí grandes instrumentos, nunca antes atisbado por algún Aonikenk; con los que empezaron a beligerar contra aquellos nómadas, estos postreros se defendían con sus arcos, flechas y boleadoras, aun así no podían vencer a aquellos seres. En plena pugna, empezaron a llegar las mujeres, niños y ancianos, los que poco a poco, fueron formando un aglomeramiento en los alrededores. Conforme a lo que veían, los más ancianos interpretaban aquel suceso, como un escarmiento enviado por el dios Kooch. Por lo que estaban asustados en demasía, transidos y no entendían por qué Kooch los había castigado así, fue en ese momento cuando uno de estos seres cayó de bruces al suelo, disgregándose en dos, quedando una parte de él muy semejante a un humano, puesto que con los atuendos no lo parecía y otro como bestia. Fue así cuando descubrieron que no eran inmortales, lo que les dio fortaleza y brío a los Aonikenk, que con insuperable destreza y ahínco, no cesaron su ataque hasta que los enemigos cayeron derrotados. Finalmente tras caer abatidos varios de estos seres, los que aún quedaban con vida, decidieron huir y no volver jamás. Alejándose para siempre de aquellos territorios de inigualables parajes místicos.
Los Aonikenk creyeron que Arrok (dios de los mares), había intervenido para que esos humanos no volvieran a sus territorios, por ende, constantemente le rendían culto.
Desde el siglo XIX, la humanidad ha transformado la composición química del agua y del aire en la Tierra, ha modificado la fisonomía del propio planeta y ha alterado tanto nuestras vidas como la de los seres de nuestro ecosistema.
¿Por qué en este periodo de tiempo, se han generado cambios tan generalizados en el entorno?
Quizás aquella pregunta y tantas otras como me las he formulado, nos lleven a comprender el por qué de la situación que vivimos en la contingencia.
Existe un cúmulo de razones. Pero sin lugar a dudas, uno de los factores más notables es la utilización de los combustibles fósiles, los cuales han suministrado gran cantidad de energía a una población mucho mayor que en cualquier época anterior.
En el año 1990, la humanidad utilizaba un importe de energía 80 veces superior a la que se usaba en 1800. La mayor parte de dicha energía procedía de los combustibles, como el petróleo, el carbón y gas natural, los cuales han contribuido a contaminar en gran medida.
Pero existen otros factores como, por ejemplo, el vertiginoso ritmo de urbanización o la velocidad igualmente apresurada de la evolución tecnológica; éstas tendencias se relacionan entre sí, colaborando cada una de ellas al desarrollo de la otra y configurando todas recíprocamente el “progreso” de la sociedad humana en la edad contemporánea. Pesé a ello; ¿Hemos realmente avanzado o en realidad estamos en decadencia? Esto se puede apreciar en nuestro estilo de vida, el que ha replanteado las relaciones entre los seres humanos y el resto de los habitantes de la tierra.
Durante cientos de miles de años, nuestros predecesores han ido modificando, tanto deliberada como accidentalmente su entorno. Pero sólo en épocas recientes, con la utilización de los combustibles fósiles y energía nuclear la humanidad ha conseguido provocar cambios profundos en la atmósfera, el agua, el suelo, la vegetación, los animales e incluso a nosotros mismos.
Provistos de dichos combustibles, los humanos han alterado el ambiente natural de forma como nunca lo habían hecho en épocas preindustriales, provocando, por ejemplo, la devastación de hábitat de fauna y flora naturales a través de los vertidos de petróleo, así también la erosión acelerada del suelo, la cual se debe en gran parte al factor antrópico (Ser humano).
Otros efectos trascendentales que producen estos tipos de combustibles se deben a la emanación de dióxido de carbono, la cual ha aumentado en un 30% a nivel atmosférico desde el año 1750. Las consecuencias que esto ha traído y seguirán ocasionando es lo conocido como un aumento en el efecto invernadero, lo que está produciendo una dilatación en las temperaturas terrestres y además cambios significativos en todas las capas de nuestra biosfera, es decir, un calentamiento global, el cual, entre otros problemas, tendrá como consecuencia una fusión en los casquetes polares lo que a su vez provocaría la subida del nivel de los océanos y la inundación de las zonas costeras.
Quizás aquello parezca lejano, pero no es así, como señalé anteriormente, estas profundas alteraciones, se han producido tan sólo en un par de décadas y cada vez de forma más abrupta, por lo tanto, no tan sólo nuestras próximas generaciones perecerán, sino también nosotros y esto seguirá, al menos, que cambiemos nuestra ideología. Esto se puede observar claramente en Chile y a nivel mundial, puesto que, todavía seguimos padeciendo los estragos que produjo la onda de frío polar, la que también ha afectado a Argentina, no pudiendo olvidar así los trastornos que están causando los aumentos de las temperaturas en las otras naciones.
Analizando de manera más objetiva en nuestro país, producto de la onda ya mencionada, el uso de las estufas se ha incrementado considerablemente y, a la vez, el utilizarlas en la cotidianeidad, ha generado un aumento en los índices de polución medioambiental, sobre todo en Santiago, que ha alcanzado niveles críticos, lo que ha producido un declive en el sistema que se está empleando desde el año 2001, sin embargo, hasta el 2004 había sido favorable, es decir, se había disminuido la contaminación en gran cantidad. En cambio, actualmente empeoramos de tal modo la calidad del aire, que estamos al igual que al inicio del plan ambiental. Además, todavía nos falta mucho para lograr mejorar la calidad de vida, puesto que, en países desarrollados la basura se recicla en un 95%, mientras que en el nuestro sólo reciclamos un 3%. Es momento de cambiar nuestra mentalidad mediocre, ya que, está arraigada la típica frase “¿Por qué lo voy a hacer yo?", que lo haga otro mejor”. Esta expresión, no nos conduce a nada, puesto que , si todos dijeran lo mismo, el mundo sería un desastre; es por esto que los invito a reflexionar para que puedan hacer de nuestro planeta un lugar mejor; antes que sea demasiado tarde.