sábado, 31 de diciembre de 2022

a. ¿Cuál es el lugar que ocupan las virtudes en el proceso educativo de una persona según Isaacs? Fundamente.

 

A partir de la lectura y análisis del texto “Las virtudes en la educación”, escrito por el Doctor David Isaacs Jones de la Universidad de Navarra en el marco del VI Congreso Internacional Educación Católica para el Siglo XXI: “Fe y educación”, llevado a cabo el año 2013. En él se puede desprender que es fundamental reconocerlas dentro del contexto de la búsqueda del bien común, ya sea que se exprese a nivel del núcleo familiar, por organizaciones, tales como centros educativos, ciudades, naciones u otras. Dado lo anterior considera relevante que para apuntar a la formación de buenos ciudadanos se requiere de valores morales; dado que es allí donde se propende a la dignidad humana y, por ello a la felicidad. Si bien el texto apunta eminentemente a la educación universitaria como lugar privilegiado para el desarrollo de los valores humanos; cualquier centro educativo, independiente del grado de escolaridad, se encuentra llamado a generar el propósito de alcanzar el crecimiento personal en los educandos, contribuyendo y recibiendo al bien común para dicho fin.

Al respecto, el autor menciona (Isaacs, 24): “Al referirme a los valores morales, estoy hablando de la solidaridad, la laboriosidad, la responsabilidad, la justicia, la generosidad, la amistad etc. Bien extraño sería poder hablar de un ciudadano responsable que no fuera solidario, justo, laborioso, leal y honrado por ejemplo”. Como se observa son los mentados valores morales los que darán la referencia a las expectativas de los futuros ciudadanos en proceso de formación educativa, en tanto pie de entrada para convertirse en los profesionales o trabajadores del mañana. A saber, Isaacs, entenderá dichos valores morales en concordancia con la noción de virtud, entendida esta última como hábito operativo bueno. En línea con lo anterior, refiere (Isaacs, 24): “El desarrollo de las virtudes realimenta el entendimiento y la voluntad de tres modos principales. Se trata de la firmeza, la prontitud y un cierto agrado”.

Continuando con la línea argumental, la firmeza en la virtud propicia que la persona reafirme sus hábitos o conductas a partir de lo que está haciendo, ya que su vida y de quienes lo rodean tiende a una mejora sistemática. Por otro lado, en relación con la prontitud, alude más bien a la capacidad de obrar bien con mayor rapidez y, asimismo el agrado se condice con actuar a gusto o con satisfacción, pues lo conduce a la felicidad.

Finalmente, cabe señalar que para responder la pregunta inicial sobre el lugar de las virtudes en la educación es de suma trascendencia, plantearse cuál es el fin de la educación (Isaacs, 25): “Lograr que los alumnos aprendan a ser profesionales competentes, ciudadanos responsables, amigos leales, miembros responsables de una familia y, para los creyentes, hijos responsables de Dios es una manera de plantear los fines de la educación”. No obstante, David señala que no es solo el rol de las instituciones educativas el formar en valores morales o virtudes; sino también un rol fundamental como actor en este proceso lo constituye la familia en tanto organización natural. También justifica la importancia de formar en virtudes, al apuntar a cómo permite una mayor y efectiva maduración personal en los estudiantes (Isaacs, 26): “Una manera operativa de concebirla es precisamente como consecuencia del desarrollo armónico de las virtudes humanas. Es decir, en cuanto una persona llegue a ser más honrada, más prudente, más generosa, más sincera, más flexible etc. de hecho está alcanzando una mayor madurez personal”. Para finalmente formular que es ineludible que la educación debe alentar a la búsqueda de la felicidad, armonía y plenitud de la naturaleza humana de cada individuo en proceso de formación.

Una última reflexión que resulta crucial es que la virtud debe desarrollarse en el justo medio, pues sino podría derivar inclusive en un vicio, por ello sugiere que no es necesario institucionalizar con actividades curriculares diferentes a las habituales en los centros educativos, por el contrario, se pueden potenciar estas con mayor efectividad y consciencia de parte de los docentes, así como de las comunidades educativas con el propósito de generar centros educativos en valores y virtudes por antonomasia, a través de las actividades dispuestas en las planificaciones, además ello permite que todos en su justa medida desarrollen las virtudes de acuerdo a sus propios requerimientos y naturaleza, sin forzar, ni llevar al extremo el desarrollo de una virtud, sobre todo pensando en aquellos educandos que ya la han incorporado a sus hábitos (Isaacs, 27): “A algunas personas les es fácil ser ordenadas o responsables. En cambio, tienen dificultades para ser sinceras o para ser flexibles. Otras son al revés. Esto significa que, si se plantea un plan generalizado para todos los alumnos respecto al desarrollo de alguna virtud concreta, o a algún aspecto concreto de alguna virtud, el educador puede estar animando a algún alumno, inconscientemente, a caer en un vicio que es consecuencia de un exceso de atención a la misma”.

jueves, 22 de diciembre de 2022

¿Cuál es la relación existente entre la libertad y la educación según el autor? Fundamente.

 

A partir de la lectura y análisis del texto La libertad y su incidencia en la educación, escrito por el académico de la universidad Complutense de Madrid, David Reyero, se señala en un primer momento el carácter proyectivo de la educación, a saber (p. 461 - 462): “La educación nos permitirá ser lo que no somos todavía y, en este sentido, sus finalidades suponen la expresión de unos deseos todavía no realizados”. En razón a lo expuesto anteriormente, nos lleva a lo propio de la naturaleza humana, es decir, el carácter humanizador de la educación que a diferencia de otros seres vivos como los animales en general, el ser humano sí necesita un proceso de aprendizaje para aprender acerca de ser conforme a su propia naturaleza.

A continuación, prosigue el autor refiriéndose a la libertad y a las influencias de la corriente psicológica conductista en educación, al respecto en relación con los planteamientos de Skinner, señala (Reyero, p. 463): “En el fondo Skinner entiende la libertad como liberación de estímulos aversivos externos, pero no como libertad interior que nos permita decidir acertadamente el objeto del querer que más nos conviene”. Dicho sea de paso, lo anterior conlleva a la importancia de controlar el ambiente social en educación, que sea sano y rico en estímulos según este paradigma.

Otra de las visiones que plantea el autor desde una perspectiva posmodernista es (Reyero, p. 465): “La única condición que estos autores parecen exigir para educar en libertad es la existencia de distintas posibilidades de ser y la no hegemonía de ninguna de ellas sobre las demás. La libertad individual no es educable desde otro punto de vista que no sea ofertar posibilidades”. Dicha formulación está más bien vinculada como se apunta de forma explícita, a la noción de libertad individual en cuanto a la posibilidad de elegir entre diversas opciones. También se basa en planteamientos de la filósofa Hannah Arendt para concluir que (Reyero, p. 466): “una educación liberadora es una educación para el desarrollo público”; dado que busca propiciar el desarrollo de un pensamiento crítico en contra de toda opresión social.

 

Sin lugar a dudas bajo el modelo imperante de la sociedad actual, hoy más que nunca es imprescindible retomar los fundamentos de la educación para lograr un desarrollo vital pleno, donde la libertad se sobreponga frente a todo aquello que nos aleje de la verdad (Reyero, p. 468): “Es cierto que la presión hacia el individualismo, la tendencia al aburguesamiento, la pereza, determinadas modas e ideologías, etc., pueden, y de hecho lo hacen, oscurecer esa verdad práctica y experimentable, pero eso sólo refuerza la necesidad de la educación para vencer esas dificultades y ser verdaderamente libre”.

Cabe señalar que la libertad es una posibilidad en el ser humano, pero que debe llevarse a cabo, puesto que no surge espontáneamente (Reyero, p. 468-469): “Ciertamente la libertad no es una dimensión que nace hecha. El hombre al nacer tiene la posibilidad de la libertad, pero no nace con ella actuante”. Es aquí donde entra el rol de la educación para la libertad (Reyero, p. 469): “Primero, la libertad humana no es sólo condición de posibilidad de la educación sino también objetivo de la misma. Sucede que necesitamos educarnos para llegar a ser libres y necesitamos ser libres para poder educarnos y no adiestrarnos”.

Por otro lado, el rol de la educación adquiere un importante cariz en relación con el fin o propósito de un proyecto social común hacia dónde deseamos ir como sociedad en una construcción compartida, no exenta de diferencias, pero cuyo principal objetivo debe ser la vida buena, a través del pleno ejercicio de la libertad con sentido de comunidad (Reyero, p. 471): “Es cierto que en sociedades pluralistas como la nuestra ese telos común resulta sólo posible en unos mínimos, pero estos resultan claramente insuficientes ya que necesitamos trasmitir, junto con un catálogo de virtudes, nociones sobre el sentido de la vida y la relación entre las virtudes que requieren explicaciones que van más allá de los mínimos en los que todos pudiéramos estar de acuerdo”.

A modo de síntesis, para educar en libertad, el guía, docente o tutor del educando debe ser capaz de guiar el proceso de elecciones del sujeto que aprende con la finalidad de humanizarlo y liberarlo, privando dicha elección de la subjetividad del sentimiento, confrontándola con normas lógicas y universales (Reyero, p. 473): “Para educar en la libertad debemos conocer cómo se realiza esa elección, cómo se relaciona esa elección con la ejecución, y cómo se puede catalogar de correcta, liberadora y humanizadora, una elección”. No obstante, lo anterior, se genera la disyuntiva basada en Aristóteles y el pensamiento tomasino (Reyero, p. 473): “la acción humana completamente libre es aquella en la que los sentimientos, educados por las virtudes, y la razón coinciden en la elección correcta y la quieren”. En ese sentido los sentimientos no quedan excluidos, sino que más bien deben proyectarse de acuerdo al desarrollo de las virtudes y no ser meras pasiones; lo que solo se consigue a través de una disciplinada educación en libertad que se sustenta en la consumación de actos libres que lo responsabilice de sus propias acciones y se exprese en correcta concordancia racionalizada y consciente de sus sentimientos.

lunes, 19 de diciembre de 2022

a. ¿Qué relación existe entre los principios y vida práctica del hombre según aparece en ambos textos? Fundamente.

 

En el texto La filosofía en la vida humana (p.104) se hace referencia a la filosofía, vida para la vida de tal forma que se apunta que: “Estamos ante un error, por cuanto el conocer en general, y el conocimiento filosófico en concreto, constituyen ya modos reales y especialmente relevantes del vivir y del perfeccionamiento humano”. En sí mismo el afán de saber y conocer son insoslayables como modos de vivir, ya que nos permiten avanzar como humanidad, asimismo reconociéndonos como tales. Por ello la filosofía en principio y por naturaleza posee un carácter que nos permite aprender a conocer y como tal, aprender a vivir.

En relación con lo anterior, también se señala en el mismo texto (p. 105); “Conocer es una forma superior de vivir, y el conocimiento intelectual una manifestación de vida más plena, densa y gratificante que la sensible”. Con lo señalado, se pone de manifiesto que el saber y conocimiento filosófico nos permiten alcanzar un sentido de vida más pleno y próximo, inclusive al ideal de felicidad. En la misma línea; “filosofar consiste, en última instancia, en conocer a fondo la realidad, en vivirla intencionalmente desde dentro y vibrar con ella” (p. 105). Esta forma de conocimiento sin duda incursiona en los avatares de la vida misma, comprendiendo los fenómenos de la naturaleza humana y así, ampliar nuestra óptica e inteligibilidad del mundo material y de lo metafísico.

Uno de los principios fundamentales que plantea el texto es comprender a la filosofía como vida de la vida (p. 106): “Si de lo que se trata en fin de cuentas es de construir la propia vida, de actualizar y dar cumplimiento al personal proyecto existencial, parece imprescindible, aunque no suficiente, buscar y conocer el significado y el lugar de esa plenitud. Y para lograrlo la filosofía resulta insustituible en el ámbito natural y al menos en su ejercicio espontáneo”. En otras palabras, el ser humano aprende a conocer su lugar en el mundo en el plano existencial y, a su vez a poner en prácticas principios rectores que regirán su vida encaminada a un bien mayor, tanto individual como social.

Filosofar requiere de un contexto determinado que funciona a modo de marco de referencia para nuestro actuar (p.107): “que no se empieza a filosofar desde el vacío, sino desde una determinada situación histórica, cultural y biográfica, que influye, aunque no determina nuestro modo de plantear y resolver los problemas”. La filosofía adquiere un carácter práctico igualmente en tanto que nos permite y parafraseando al texto citado pensar por nosotros mismos, estimular la creatividad en la resolución de problemas y lograr un desarrollo individual y colectivo.

Finalmente, cabe referir las ideas que nos proporciona el texto Filosofía y vida ciudadana: unas reflexiones del catedrático Julián Arroyo. Primeramente, respecto al pensamiento crítico, (p. 190): “En todo caso, puede decirse que la filosofía ha defendido en cada momento de su historia sus derechos a tomar parte e intervenir en lo que sucede en la sociedad para orientar una línea de análisis crítico sobre ella y plantear perspectivas de modificación. Análisis de la realidad y transformación de la misma son tesis complementarias, aunque en distintos momentos se haya enfatizado más una que otra”. En sí misma la filosofía en su carácter práctico nos permite repensar los preceptos sociales dentro del dinamismo y complejidad de cada cultura con el fin de alcanzar un bien mayor.

Otro principio fundamental es que promueve una sana convivencia y da respuestas a las diversas problemáticas que aquejan el convivir humano (Arroyo, p. 193): “Cada vez creemos menos en fundamentos y valores fijos, como las etnias, la religión, el idioma o la estructura social”. En relación con ello la vida práctica del hombre se configura en un cambio constante de relaciones intersubjetivas, donde los valores también se encuentran en dinámicas de poder. Es por lo anterior que la filosofía aspira a una convivencia armónica de las diferencias en los más variados ámbitos de los constituyentes humanos, a saber, la base de una sociedad y cultura. Dicho sea de paso, no se puede lograr tal convivencia humana sin el principio de la tolerancia (Arroyo, p. 195): “Desde luego, para tener en cuenta las ideas de los otros y para respetarlas, para que nos completen tales ideas y enfoques posibles. La razón es porque entonces habría que intercambiar ideas y debatirlas hasta lograr acuerdos provisionales o definitivos”.

Sin ir más lejos la filosofía se encuentra en la base de la vida ciudadana con principio ético, aspirando a la búsqueda de las ideas y sus consecuentes críticas; es decir, lo que se ha venido a llamar la práctica de crítica de ideas (Arroyo, p. 197): “Esto enriquece cualquier área y ofrece la presencia de la filosofía como imprescindible en los currículos de los distintos niveles de enseñanza. Porque las ideas son el da-sein oculto que gestiona y desarrolla la producción humana y contribuye a comprender la historia de la humanidad. Por eso la filosofía sí tiene sentido y su presencia adquiere caracteres de necesidad”.

En último punto resulta clave cómo la práctica filosófica nos llevará a aproximarnos a ser una comunidad libre y justa, que plantea retos como el de la seguridad (Arroyo, p. 205): “Uno no puede ser libre sin encontrarse seguro, pero la seguridad se logrará por vías diferentes a las que parecen llevarse cada vez más en estos momentos”. En ese sentido más bien se refiere a la seguridad como medio para alcanzar la libertad.

 

Otro postrer reto es la diversidad cultural donde se plantea que esta es consecuencia de la libertad (Arroyo, p. 206): “La coexistencia pacífica de las tradiciones quiebra las tensiones, reduciéndolas a diálogo y debate racional en un clima de respeto a la diversidad y la convivencia en paz de las culturas”. Para finalizar, el tercer reto correspondiente es la aplicación universal de los contenidos de los Derechos humanos (Arroyo, p. 206): “Reconocer el derecho de los pueblos a la paz y a la seguridad, a la solidaridad, a las relaciones de amistad y a la realización de sus ciudadanos producirá mayores niveles de libertad e igualdad y mejores condiciones de vida en un entramado constitutivo del proceso de la propia existencia individual y colectiva, haciendo del mundo nuestra casa habitable”. Todo lo anterior nos llevará a ser personas y ciudadanos más libres y conscientes de nuestro proceder individual como social; es allí donde radica el verdadero valor de la filosofía práctica.

¿Qué vigencia tienen los aportes de los principales autores vinculados a las teorías asociacionistas y conductistas del aprendizaje: Ivan Pavlov, John Watson, Burrhus Skinner, Edward Thorndike para la educación y formación actual?

 

En primer lugar, se debe señalar que no son teorías con criterios absolutamente unificados, pues hay diferencias internas según la visión y planteamientos de cada autor. Respecto al conductismo se puede referir que en esencia su filosofía, según Peña apunta a (2010, p. 126): “sobre lo que es la psicología, sobre lo que es la ciencia, sobre la manera de construir conocimiento científico, e incluso supuestos de orden ontológico sobre lo que se considera real o no”. Tomaré de referencia a 2 de los principales autores mencionados; Watson por una parte considerado el fundador del conductismo, quien se centró en el análisis experimental de la conducta, que desde dicho punto de vista le otorga objetividad, por ejemplo, al aprendizaje por estímulo-respuesta, que aún se aprecia de forma latente en nuestro sistema educativo contemporáneo de forma transversal, pues pese a los decretos vigentes, sigue existiendo un sistema de calificaciones para ser promovidos de curso o nivel. En ese sentido se ha generado un sistema altamente competitivo que en distintos grados busca recompensas tales como obtener una calificación positiva, aprobar una asignatura o módulo, así como valoración o prestigio social o, asimismo la obtención de un título universitario.

Finalmente, en relación con Skinner, el mentado psicólogo centró sus esfuerzos en describir leyes generales que regían la conducta voluntaria de los organismos. Lo anterior, llevado al plano de la educación, podría considerar ideas como las que apunta Pellón (2013, p. 396): “El análisis experimental de la conducta, propuesto por Skinner, se caracteriza por considerar que el aprendizaje es en sí mismo el desarrollo del nuevo patrón conductual que se quiere instaurar en un experimento de condicionamiento determinado”. En esa línea, preguntas como las que se plantean al final del texto de Pellón (2013, p. 397), nos abren múltiples posibilidades para los futuros estudios de las ciencias de la educación en relación al comportamiento y conducta de los estudiantes: “¿qué aspectos de la conducta son importantes?, ¿de qué variables son función los cambios en estos aspectos de la conducta?, ¿cuáles son las relaciones entre la conducta y las variables que la controlan?, ¿qué métodos son apropiados para poder estudiar tal sistema experimentalmente?, ¿bajo qué condiciones tal tipo de análisis conduce a una tecnología de la conducta y qué problemas surgen en su aplicación?”.

domingo, 27 de noviembre de 2022

Presagios.

 

Como un salto de estrella al universo invoco en mis recuerdos y memorias.

Soy el vacío más allá de la muerte en el presagio de un renacer.

Alma errante que circunda, que vuela y se desvanece en el infinito.

Momentos, armonías, el placer más absoluto de la carne.

Nada fui, ni nada seré, solo existo en el ahora. El presente de mi atardecer.

Soy efímero camino, errancia transitoria de una vida en calma.

Amar más allá del abismo, más allá de la ilusión y de tu sentir.

Nada en la vida es más trascendente que tu propio andar.

No escuches, no cedas, solo fluye en armonía universal.

 

José Patricio Chamorro.

Copiapó, 27 de noviembre del 2022.

Pd: A Patricio Alberto, quién inspiró estas palabras y, también Andrea, mi guía espiritual.

¿Cómo impacta en nuestra labor docente la relación manifiesta entre enseñanza, aprendizaje, desarrollo e individuación?

 

¿Cómo impacta en nuestra labor docente la relación manifiesta entre enseñanza, aprendizaje, desarrollo e individuación?

Sin lugar a duda en nuestro rol como docentes debemos continuamente pensar y repensar nuestras prácticas pedagógicas y didácticas en los procesos de enseñanza-aprendizaje para el desarrollo social de los individuos en formación, centrándonos en sus particularidades y realidades socioculturales, es decir, cómo el aprendizaje dialoga con la cultura. Es palpable y evidente que desde una perspectiva constructivista, tal como señala Piaget: “La psicología del niño nos enseña que el desarrollo es una construcción real, por encima del innatismo y el empirismo, y que es una construcción de estructuras y una acumulación aditiva de adquisiciones aisladas” (1973, p. 163 y p. 169). En suma, el aprendizaje se adquiere y desarrolla a través de los procesos de socialización e individuación, se construye más allá de sus características genéticas innatas, donde continuamente se desestabilizan, conflictúan y entran en contacto nuevas estructuras de conocimiento que se integra en un proceso complejo de relaciones cognitivas, biológicas y socio-culturales.

¿Se puede hablar de racionalidad en los mitos y en la religión? Fundamente conforme al texto.

 

a.      ¿Se puede hablar de racionalidad en los mitos y en la religión? Fundamente conforme al texto.

 

A partir del concepto mismo de filosofía, este engloba un carácter racional que busca la verdad como fin último de las cosas; a partir del glosario revisado y confeccionado por el Dr Sebastián Buzeta; se señala al respecto: “La filosofía es aquel hábito intelectual o ciencia que tiene por objeto de estudio las causas últimas, el último por qué, la razón última de toda la realidad … la filosofía no alcanza su objeto a través de métodos similares a los de las demás ciencias de la naturaleza, sino mediante abstracciones y juicios que poseen una unidad racional”. Sin ir más lejos tanto los mitos como la religión a lo largo de la historia de la humanidad han buscado esclarecer orígenes, causas, sentidos e interpretación de la realidad que constituye las vivencias de cada sociedad en su contexto particular.

 

Sumado a lo anterior, otra noción relevante es lo que los griegos comprendieron por “logos”; término que también se desprende a partir del glosario en donde en algunas de sus acepciones se alude a “pensamiento”, “concepto”, “razón” e “inteligencia”. Siguiendo esta línea argumental, por ejemplo, en lo que se ha venido a llamar como el “asombro” en el mundo griego, constituyó que tanto mito como religión asumieran la trascendencia del logos para explicar lo que sucedía en su entorno inmediato y en el universo; por lo que sí es posible hablar de un componente con base o carácter racional, pese a que el relato mítico encierra connotaciones distintas; a saber, su carácter alegórico que involucra dos aspectos, lo ficticio y lo real. Aludiendo al glosario antes mencionado, se señala “Lo ficticio consiste en que, de hecho, no ha ocurrido lo que dice el relato mítico. Lo real consiste en que de algún modo lo que dice el relato mítico responde a la realidad”; derivado de lo anterior aquel aspecto constituyente de lo real, guarda estrecha relación con, al menos desentrañar desde la razón y simbolismo sucesos que no eran posibles de ser comprendidos para el pensamiento de la época, sino que bajo la lógica de la alegoría.

 

En relación con lo anterior, como se ha planteado, es posible advertir en lo que en apariencia poseía un carácter contradictorio, es decir, la relación entre mito y logos; no obstante, es precisamente el surgimiento de la filosofía en tanto tal, que en palabras de Heidegger es hablar de un error el formularlo de ese modo: “Mythos y logos de ninguna manera entran recíprocamente en conflicto en el ámbito de la filosofía, como cree la historiografía corriente (…) Pensar que el mythos ha sido destruido por el logos es un prejuicio de la historiografía y de la filosofía”.

 

Del mismo modo en el capítulo I “Breve panorama de la concepción de la filosofía en la historia” de Tomás Melendo en Introducción a la filosofía, se refiere que: “(…) la esencia del relato consistía en comunicarnos una verdad de tan alto valor y trascendencia respecto a nuestras capacidades ordinarias, tan sublime, que no cabía expresarla más que de manera simbólica” (página 34). Es en las características de los auténticos mitos donde se observa el carácter religioso y, por ende, su basamento en la razón: “Todos los legítimos mitos gozan de un significado religioso, por cuanto expresan a su manera, y en el sentido más lato de la expresión, algo acerca de las relaciones entre hombres y dioses” (Melendo, página 35).

 

Finalmente, cabe referir los embates que históricamente ha debido enfrentar la filosofía, sobre todo ante el surgimiento del saber científico y tras erigirse este con sus respectivos métodos de comprobación en la consabida “verdad”. Donde filosofía y religión quedaron expuestas al plano de lo incognoscible, al menos desde aquellas mentadas metodologías racionalistas. Sin embargo, Josef Pieper en Sobre los mitos platónicos, menciona sobre dicha cuestión una alternativa, situando al mito más allá de aquella categorización: “El callejón sin salida de ese racionalismo está en que para él no parece darse más que la simple fantasía fuera de la afirmación científica, y no una tercera realidad, que no sea ni una cosa ni la otra, como es por ejemplo el mito” (página 41).

 

En síntesis, la racionalidad o sentido de verdad que es posible dilucidar en los mitos y en la religión, se aprecia en su carácter simbólico y en las connotaciones de este tipo de lenguaje: “Hasta la exposición más ortodoxa de las parábolas bíblicas (el banquete de bodas, la viña, la higuera, etc.) tiene que decir lo mismo que afirmamos al hablar de los mitos: cabe que exactamente así no ocurran las cosas; pese a lo cual es muy cierto que podemos arriesgarnos a vivir y morir de acuerdo a ello” (Pieper, pp 59-60). En otras palabras y parafraseando a Melendo, el mito genuino trasciende a la explicación puramente racional y no debe ser excluido como saber o verdad, sino que debe entenderse de manera complementaria al racionalismo imperante en las ciencias positivistas .

domingo, 13 de noviembre de 2022

Rugido del silencio.

 Entre la calma y tempestad de nuestros pasos, aguardamos.

Somos el silencio vivo del amor enardecido, rugiendo desde el interior.
Rocas frente al oleaje de la tormenta, pacientes amantes de lo prohibido.
Pieles, susurros, besos y caricias en contemplación absoluta.
Mar en calma en la profundidad de cien corazones latiendo a un compás.

Llama, fuego, memoria; ferviente deseo encarnado en el alma.

José Patricio Chamorro.
Copiapó, 14 de noviembre del 2022.

PD: A Patricio, el hombre que me ha permitido volver a creer en el amor.

martes, 18 de octubre de 2022

Besos de pasión.

 

Somos un amasijo de emociones al andar de nuestros cuerpos

Imágenes, sensaciones, plenitud evocada de nuestras memorias

Somos lo que deseemos, la aventura de un porvenir

Estrellas errantes en un mar en calma, ansias y versos

Pálpitos, cadencias, sonoridades porosas del trazo de la piel.

 

Aun en la amargura, aun en la negrura de la tempestad, somos…

Silencio, viento, mar y templanza sabia de los días del calendario

Tiempos profundos ante la crisis del mundo en un pronto acabar

Vaivenes, instancias infinitas en el calor del deseo otoñal

Somos el placer del acto más sagrado del alma… un beso de pasión.

 

José Patricio Chamorro Jara. Copiapó, 18 de octubre del 2022.

Pd: A Patricio, quién ha despertado la intensidad dormida de una pasión en calma.

jueves, 8 de septiembre de 2022

Dolor de amor.

 

Duelen las palabras dichas y sus omisiones, lo expresado y sentido.

La vida trasnocha trastocando nuestras heridas abiertas en abismos de ilusión.

Somos, fuimos y seremos siempre recuerdos compartidos como almas sonoras.

Arpegios mayores en un canto más allá de nuestras frágiles sensaciones.

Deseo incontrolable, suspiros, belleza sensual de nuestra corporal naturaleza.

Instintos, verdades, profusión de intensidades dispuestas a encontrarse.

Seres errantes con ángulos y enfoques perdidos en la sintonía del pensamiento.

Amé tu ímpetu, tu voz, tus caricias matutinas en un frenesí de emociones.

Desgrané tu coraza en mil trozos hechos añicos en nuestros brazos.

Despertamos terruños, socavamos mundos eternos en vaivenes de agonía.

Solo en la inmensidad del tiempo y el espacio se reencontrarán nuestros besos.

 

Copiapó, 8 de septiembre del 2022.

José Patricio Chamorro.

PD: Dedicado a J.F.J; la historia más intensa de mi vida.

 

 

jueves, 1 de septiembre de 2022

Ímpetus de medianoche.

 

Como un anochecer primaveral llegaste a mi vida;

Rejuveneciste mis latidos y sus cadencias sonoras.

Alegraste mi alma como un clavel en flor, enardeciendo pasiones.

Ocultos bajo la luz de la luna besamos nuestras memorias.

Fuimos silencio, almas compenetradas en instantes.

 

Recuerdos resuenan evocados en nuestros labios profusos, entregados al deseo.

Despertaron nuestros instintos en cuerpos amantes, taciturnos, voraces.

Almas errantes encontradas en caminos de profana ilusión,

Paseantes enamorados del amor como sueño de medianoche.

Aprendices del tacto de la piel y los ecos de nuestras voces

Irreversibles, pacientes duermen nuestras ansiedades primigenias.

Somos los versos impetuosos de un poeta navegando en un mar en calma.

 

Pd: Dedicado a Juan Felipe. Copiapó, 1 de septiembre 2022.

 

sábado, 13 de agosto de 2022

Íntimos pensamientos.

 Como un colibrí en tu ventana se abren las puertas de tu alma.

Miras al horizonte en los ojos de tu niño dormido.

La felicidad son las pequeñas emociones que te permites sentir.

Jamás dejes que tu corazón sea la magulladura de una herida abierta.

Solo fluye con el torrente de tus íntimos pensamientos.

José Patricio Chamorro.
Copiapó, 5 de agosto del 2022.

Estrellas errantes.

 Sombras errantes se pierden en una canción de Rock and roll.

Estrellas de paso difuminadas en un horizonte ausente.

Voces desterradas que acallan, silencian tu voz.

tú mismo en la inmensidad del camino.

Imparable caminar más allá de tus solitarios pasos.

Toma mi mano y vuela por otros cielos despejados que te sonrían.

Nadie amará tu fulgor como esa caricia ilusionada que besó al amor.

José Patricio Chamorro.
Copiapó, 14 de agosto del 2022.

jueves, 11 de agosto de 2022

Itinerarios de viaje, recorridos y vagabundeos en Poste restante de Cynthia Rimsky.

 

El presente trabajo analizará la novela Poste restante de la autora chilena Cynthia Rimsky, enmarcada dentro de la corriente literaria de la Postdictadura. Este contexto no es menor, pues la autora traza su escritura desde la experiencia autobiográfica como chilena de origen judío, vivenciando en primera instancia el proceso de la dictadura militar y, posteriormente el de la transición a la democracia. Como se mencionó, el marcado rasgo autobiográfico será central en el desarrollo de la trama, donde las experiencias de viaje y el encuentro con los objetos, surtirán un despliegue de desencuentros potenciales con su identidad: “El lector no sabe, ni necesita saberlo, dónde termina la realidad personal de la escritora y empieza la ficción. Autora, narradora y narrada se sobreponen, dando mucha variedad a la trama y al punto de vista, en un constante juego entre primera y tercera persona” (Rimsky 14).

Uno de los rasgos particulares de esta novela es su carácter experimental, en tanto incorpora otros registros no solo escritos, sino que también visuales, a través de imágenes que dialogan y complementan la trama, formando un nudo significativo que permite una progresión temática de la historia sin interrumpirla, trasponiendo los límites de lo que vendría a ser el género discursivo de los diarios de viaje o diarios íntimos (de vida), puesto que continuamente se entrecruzan las fronteras genéricas, dificultando su encapsulamiento en un solo género literario-discursivo, proveyéndonos de múltiples códigos semióticos.

Es este aspecto crucial para la hipótesis que se desea desarrollar: Los códigos escritos y visuales en diálogo permanente propician un proceso de descubrimiento y viaje, no solo exterior en tanto desplazamiento físico, sino que amplía la visión del viaje hacia una búsqueda interior situada entre los límites de la sujeto-errante, en tanto vagabunda, que se desplaza en búsqueda de las raíces de su propia identidad como autora-protagonista-narradora y desde el privilegio de la turista; la viajera: “Cada vez que la viajera se aventura a un nuevo lugar, siente un cosquilleo interno” (Rimsky 34).

A saber, como objetivo general del ensayo se propone analizar e interpretar, a través de marcas textuales y respaldo teórico-crítico el camino autobiográfico trazado por la autora como vía de autodescubrimiento de sus raíces culturales y proceso identitario. En línea con lo anterior el libro conforma una miscelánea de experiencias simbólicas y representativas que serán el hilo conductor para la elaboración de las interpretaciones propuestas: “Las imágenes de las páginas con los apuntes que la protagonista toma durante el viaje, las fotos de los sobres de algunas cartas enviadas desde Chile, las imágenes de los mapas de las diferentes ciudades, y … la foto del álbum que da origen a toda la historia, así como algunas fotografías aun más personales tomadas durante el viaje” (Rimsky 15).

Es preciso establecer conceptualmente en primera instancia para perfilar a la protagonista de la historia dos conceptos relevantes formulados por Baumann, es decir, el de turistas y vagabundos, dado que nuestra protagonista estará en errancia permanente siempre buscando, siendo y eligiendo nuevas posibilidades, desechando otras, pero se sabe errante, que no pertenece realmente ni a uno, ni otro territorio, que solo se basta a ella para construirse a sí misma:

Los turistas se desplazan o permanecen en un lugar según sus deseos. Abandonan un lugar cuando nuevas oportunidades desconocidas los llaman desde otra parte. Los vagabundos saben que no se quedarán mucho tiempo en un lugar por más que lo deseen, ya que no son bienvenidos en ninguna parte. Los turistas se desplazan porque el mundo a su alcance (global) es irresistiblemente atractivo; los vagabundos lo hacen porque el mundo a su alcance (local) es insoportablemente inhóspito. Los turistas viajan porque quieren; los vagabundos, porque no tienen otra elección soportable. (Baumann 122).

Algunas de las interrogantes que resultarán claves para establecer líneas de lectura guardan relación el malestar que le provocaba su vida en Santiago, como las experiencias vividas y en ausencia en otros lugares, así como la continua evocación de qué es y no es Chile, que se transforma en otra forma de vivir una experiencia que atraviesa sus propios territorios y desplazamientos: “Este viaje, pues, le da a la protagonista la posibilidad de conocer la vida otra, la vida que no vivió, y que le hubiera tocado si sus antepasados se hubiesen quedado en Europa del Este. La búsqueda de sus orígenes le hace emprender una búsqueda dentro de sí misma: la mujer se redescubre” (Rimsky 16).

La protagonista inicia un viaje físico, cuya suma de las partes termina siendo más que la totalidad de la experiencia, recorre Tel Aviv, Israel, Jerusalén y tantas otras ciudades que la ligan con su pasado histórico, con su línea genealógica, étnica e identitaria, más allá de la búsqueda de sus raíces culturales, que no son más que la excusa o justificación perfecta para desplegarse y desplazarse para encontrar su propia identidad. En concordancia con lo anterior, Zygmunt Baumann nos plantea una idea esclarecedora con respecto al relato de Rimsky:

Ya no existen “fronteras naturales” ni lugares evidentes que uno deba ocupar. Donde quiera que nos encontremos en un momento dado, no es posible ignorar que podríamos estar en otra parte, de manera que hay cada vez menos razones para hallarnos en un lugar particular (y de ahí que a veces sentimos un ansia abrumadora de encontrar -de inventar- esa razón) (Baumann 103 - 104).

Como se ha aludido, la narración emerge desde la experiencia del viaje, los itinerarios y recorridos de la protagonista que desde un principio, evoca su experiencia en un mercado persa de Arrieta en Santiago un domingo de octubre de 1998, donde encontrará un álbum de fotografías, lo que da paso a reflexiones sobre la historia íntima, familiar y social de Chile, sin embargo, su voz a su vez se reconoce como la de una migrante que observa, pero que no logra identificarse del todo con aquellos objetos: “Para los emigrantes la historia es una línea trunca y el recorrido por dicho mercado tiene más relación con la imaginación que con la memoria” (Rimsky 13).

Tras este encuentro, ella estaba completamente decidida a emprender un viaje, sin saber aún qué esperar, no obstante, se inclinaba más bien hacia desentrañar el origen y lugares donde habían sido tomado aquellas imágenes, pero como se verá, la realidad superará las expectativas: “Al momento de encontrar el álbum de fotografías en el mercado persa había planificado un viaje a Ucrania. Como su interés no era encontrar parientes o el nombre en una tumba, decidió que buscar el origen de las fotografías podía ser un destino tan real como el otro” (Rimsky 14).

Otro aspecto que resulta de interés es el cambio de persona gramatical que nos vamos encontrando en el registro escrito-testimonial del relato, pues nos desplazamos continuamente entre una voz narrativa en tercera persona hacia una en primera persona, por ejemplo, en el capítulo “Álbum de familia”, nos encontramos con frases como: “Su apellido es Rimsky. La diferencia en la última letra bastaría para colegir que no se trata de la misma familia, sin embargo, al dar vuelta la página y ver la primera fotografía experimentó la emoción del viajero cuando escoge un camino que lo llevará a un lugar desconocido” (Rimsky 13), que dado que se encuentra en tercera persona gramatical y conoce el detalle de los sentimientos de la protagonista, nos lleva a pensar en una narración de carácter omnisciente, pero aun así pese a lo impersonal de la voz y la objetividad que manifiesta, es indudable que ya refiere a ella misma, la voz autorial del relato que con aquel distanciamiento logra reconocerse desde otra perspectiva a sí misma.

No obstante, en los capítulos siguientes accedemos a una voz narrativa en primera persona, adquiriendo un matiz más intimista, cuya voz protagónica emerge para entrar en diálogo interno consigo misma, por ejemplo, en: “Jueves 11 de febrero, mar mediterráneo. En tanto las nuevas lenguas registran mis pasos, la voz que me acompaña desde la infancia se repliega a un lugar tan íntimo que en ocasiones se me hace necesario buscar las palabras olvidadas” (Rimsky 57).

También resultan llamativas para el análisis las frases poéticas a modo de versos que se van encontrando a lo largo de la lectura, que igualmente dialogan con el desarrollo de la trama y con las imágenes, creando un relato eminentemente visual, a través de la construcción lingüística en sincronía con el soporte textual a modo de tejido que constituye junto a las imágenes: “Una niña en traje de baño sentada en una roca/ sustrae la atención que concita la caída de agua/ en segundo plano” (Rimsky 13), o más adelante en la narración cuando la turista-viajera se encuentra contemplando el amanecer en la cumbre del monte Sión a más de dos mil metros de altura, donde Dios entregó la Ley a Moisés: “Una joven en lo alto de la colina/ contempla las nieves eternas a su alrededor” (Rimsky 55).

Asimismo, las fotografías complementan y objetivizan la narración, permitiéndonos ya no tan solo imaginar, sino que visualizar los objetos que dan vida y significación al relato, por ejemplo, el álbum de fotografías encontrado en el persa de la calle Arrieta (página 15) o el pasaporte que le permitirá transitar por otros territorios y fronteras, que así como su dirección, representan su individualidad, identidad e historia personal de vida, pese a que para otros como un agente de aduana es solo un mero documento (página 18); “Martes 22 de diciembre de 1998, Aeropuerto Heathrow, Londres. El funcionario de Migración que revisa mi pasaporte no da importancia al domicilio. La palabra Bilbao no significa para él la pequeña casa al fondo del pasaje, la ventana de la cocina donde armo el relato de mis vecinos” (Rimsky 19).

A propósito de la presencia constante del pasaporte es interesante la perspectiva que asume Baumann como objeto de privilegio que permite al viajero cruzar fronteras físicas, pero que a su vez priva a otros, los excluye como non gratos dentro del actual contexto globalizado, inmigrantes no deseados, ya sea por razones sociales, culturales, política o económicas:

Por todo el globo proliferan las visas de ingreso; no así el control de pasaportes. Este último es necesario acaso más que nunca … La combinación actual de la anulación de visas de ingreso y el refuerzo de los controles de inmigración tiene un profundo significado simbólico; podría considerarse la metáfora de una nueva estratificación emergente. Pone al desnudo el hecho de que el "acceso a la movilidad global" se ha convertido en el más elevado de todos los factores de estratificación. También revela la dimensión global del privilegio y la privación, por locales que fuesen. Algunos gozamos de la libertad de movimiento sans papiers (Baumann 115).

Sin duda las imágenes, así como las frases poéticas señaladas constituyen puentes para nuevas significaciones de la lectura que abren una polisemia, así como la presencia de intertextualidades como las referencias literarias a Baudelaire y otros autores, enriquecen nuestra recepción de la novela: “La estaciones evocan a la joven inteligente en la fiesta de la señora Dalloway, la americana de Henry James, la borracha de Jean Rhys. Cuando me encuentre en ellas, evocará la vida que no llevo en las estaciones Salvador, Los Héroes, Cal y Canto…” (Rimsky 20), e incluso más allá de ellas, están entroncadas de tal manera, que nos permiten reflexionar en las profundidades de la psicología de la protagonista, sus incertidumbres, su sentir frente a su vida trashumante y errancias.

En línea con lo anterior, incluso aquellas referencias, la narradora las dispone de tal modo con la exactitud de los lugares en que fue adquirido, por ejemplo, el libro, que podemos acceder o, al menos imaginar una historia tras él que desconocemos, pero que lo individualiza de otros objetos de similares características, otorgándoles cierta agencia, pues los objetos tendrían una historia propia más allá de nosotros mismos: “Nada se conoce, sólo se ahonda en el propio abismo… (Las flores del mal de Baudelaire comprado en la feria de Achupallas)” (Rimsky 19). Aun más allá, otorgándoles un cierto vitalismo y caducidad como es la fecha de expiración de su pasaporte, donde, al menos dejarían de cumplir con su “vida útil”: “Pasaporte otorgado el 30 de octubre de 1998 y que expiró el 30 de octubre del 2003” (Rimsky 18).

La autora-narradora en su voz impersonal de tercera persona que todo lo ve y observa, registra continuamente sus experiencias de viaje en un cuaderno de apuntes azul, en ellos deposita pinceladas de vidas errantes, migrantes, desamor, frustración y esperanza que fluyen en su caudal escritural, siempre registrando con objetividad, pero las más de las veces reflexionando sin intromisión sobre la vida de aquellas personas. Sin ir más lejos, en la página 37, apreciamos a modo de experiencia metatextual, el original donde trazó sus primeros borradores y es precisamente en Tel Aviv donde sus raíces se encuentran en las experiencias que le gustaría haber vivido como los escritores a los que acude y lee, pero que dado su precariedad económica actual solo puede permitirse un cuarto sin ventanas y verse obligada a recorrer las calles y escribir en tránsito  “Bowles, Potocki, Maupassant, Gide, viajaron para abrir ventanas y descubrir mundos no sólo geográficos sino imaginarios” (Rimsky 38).

Pero Cynthia también se reconoce y desencuentra en la vida de otros, que así como ella son sujetos-migrantes a los que cataloga como viajeros del tiempo, porque se trasladan de lugar físico buscando el sol con sus propias incertezas y trotes mundanos: “Cuando se acerque la primavera volverán a sus países; como no siempre encuentran empleo en su ciudad natal, deberán trasladarse a lugares tan desconocidos como Tel Aviv … a veces sienten que caen en la rutina” (Rimsky 38).

Hacia la página 49 del libro nos encontramos con una imagen de una carta enviada a la autora-narradora, que da cuenta simbólica y alusivamente al nombre de la novela homónima, puesto que la carta será devuelta a su remitente chileno y aparentemente sin haber sido leída por ella, pues retorna como no reclamada: “Carta enviada por Rita Ferrer a la lista de Poste restante del correo de Tel Aviv, devuelta al remitente en Chile” (Rimsky 49). Sin embargo, en las páginas siguientes se aprecia la carta abierta y leída en su totalidad, a partir de lo cual se podría especular que en esta búsqueda de su identidad hay una negación ante el deseo de no ser juzgada, criticada como si buscase huir o escapar de la realidad de Chile, persistiendo en su travesía de no retorno:

Querida amiga: ¿Acaso no sabes ya que ser judío es ser en el exilio, aunque sea en su propia tierra? ¿Cuál es el centro que añoras si Dios en el mundo salió de la escena y sólo está de espectador? … Extrañamente me pareció que el 'viaje' sólo es una excusa para concentrarte a la manera de los futbolistas y limpiarte de esta atmósfera miserable que parece invadir la vida cotidiana en Chile (Rimsky 50).

Otra de las cartas que recibirá más adelante, en esta ocasión enviada por su amiga A.M. Risco, da cuenta de su metamorfosis que surge desde la experiencia del viaje exterior-físico, pero que trasunta y rebalsa hacia una transformación interior, que la tiene obnubilada en un ilusorio estado de amnesia sobre Chile, su realidad, su pasado dejado atrás, aunque todo por un bien mayor; encontrarse en esas líneas de fuga: “Los trayectos, las distancias, a veces despejan las cosas. Veo que, para ti por lo menos, funciona y el mundo judío de primera fuente te habla claramente… Me encanta saber que casi no existimos en las montañas del Golán, sino sólo como una confusa hebra de recuerdos en tu cabecita” (Rimsky 60).

La protagonista, a través del viaje se pierde en los parajes, ciudades, personas, historias y territorios para olvidarse de sí y finalmente, encontrarse a sí misma con nuevos propósitos, rumbos y objetivos inusitados: “Ha dejado de preocuparle la seguridad, el dinero, la máquina fotográfica, ha comenzado a olvidar que es una periodista chilena que vino a escribir un reportaje” (Rimsky 54).

Para concluir, una cita de Agnes Heller presente en “Turistas y vagabundos” de Zygmunt Baumann, clarifica esta personalidad nómada, trotamundos de nuestra protagonista viajera, errante, turista, periodista, escritora, narradora, lectora, judía, pero sobre todo como mujer que busca vivir su propia experiencia de viaje más allá de lo que su rutinaria vida en Santiago de Chile le ofrecía: “Migra constantemente, de un lugar a otro; siempre está de viaje. Viaja sola, no como miembro de una comunidad, aunque muchos actúan como ella [...] Participa de un tipo de cultura que no es la de un lugar sino la de un tiempo. Es una cultura del presente absoluto” (Baumann 119).

Lista de trabajos citados.

Baumann, Zygmunt. “Turistas y vagabundos”. La globalización. Consecuencias humanas. Buenos Aires: FCE, 1999.

Rimsky, Cynthia. Poste restante. 2001. Santiago: Sangría, 2010.

miércoles, 10 de agosto de 2022

Estética de la recepción y marxismo literario en el poema “La muerte rosa” en el Surrealismo de Vanguardia de André Breton.

 

El presente trabajo abordará un sucinto análisis literario en la poesía de André Breton, poeta francés adscrito al movimiento Surrealista y perteneciente a su vez a las Vanguardias artístico-literarias de principios del siglo XX que marcaron un importante hito en el contexto histórico de antesala a la Primera guerra mundial y posterior a ella como bandera de lucha desde su denominación misma como una manifestación y proclama que propugnaba la libertad artística en todos sus sentidos expresivos. Es en este contexto que se ha seleccionado un poema del autor más representativo de este movimiento, donde dicha literatura será contemplada bajo la óptica de dos corrientes literarias, a saber, fenomenológica, adscrita a la Teoría de la recepción de Wolfgang Iser y también será analizada desde el marxismo en literatura del teórico marxista galés, Raymond Williams.

En línea con lo anterior, cabe señalar que el proceso de lectura desde una perspectiva fenomenológica, a través de los planteamientos de Wolfgang Iser se comprende como: “La teoría fenomenológica del arte señala con insistencia que, en la consideración de una obra literaria se ha de valorar no sólo el texto actual sino, en igual medida, los actos de su recepción” (Iser El proceso de lectura 149). Lo anterior conlleva, por ejemplo, la actualidad aún hasta nuestros días del arte de vanguardia, donde los nuevos contextos y lectores, posibilitan nuevas interpretaciones de aquellas lecturas, más allá de su controversial contexto histórico.

Otro de los planteamientos relevantes dentro de su pensamiento es que la obra literaria constituye dos polos de lectura, uno de carácter artístico dado por la creación de la obra por parte del autor y otro de índole estética, que es la concreción y actualización que cada lector realiza de la obra literaria, sin embargo, el autor va más allá y formula que la obra en sí, no es ni uno, ni lo otro, sino más que la sumatoria de las partes, pues necesita de ambos procesos para convertirse propiamente tal, en una obra literaria: “El lugar de la obra de arte es la convergencia de texto y lector, y posee forzosamente carácter virtual, puesto que no puede reducirse ni a la realidad del texto ni a las disposiciones que constituyen al lector” (Iser El proceso de lectura 149).

Como se mencionó en el apartado introductorio, se analizará la poesía de André Bretón, paradigmáticamente a través del poema “La muerte rosa”, que desde su título genera indeterminaciones semánticas de los múltiples significados que podrían desprenderse, por ejemplo, a partir del simbolismo de la muerte que se suele asociar convencionalmente a la negrura con un carácter tétrico. Ante esto, resulta contradictorio, al menos en apariencia hablar de “muerte rosa”, conformando a su vez una metáfora cuyos matices apuntan a una resignificación del concepto de muerte que va quedando más patente siguiendo las claves y pistas de lectura del poema: “Los pulpos alados guiarán por última vez la barca cuyas
velas están hechas de ese solo día hora a hora” (Bretón La muerte rosa).

En concordancia con lo anterior en los versos siguientes se aprecia el contraste entre los colores blanco y negro, que en una primera impresión pudiesen pasar desapercibidos, pero que se resignifican a la luz del Primer manifiesto surrealista: “Es la velada única tras la cual sentirás subir por tus cabellos el sol blanco y negro”, pues en las metáforas empleadas por Bretón, sus palabras permiten dilucidar nuevos caminos de interpretación donde la infancia se vuelve lo opuesto a la muerte, ya que en sus espacios de ensueño e imaginación la muerte jamás llega: “ Los bosques son blancos o negros, no se dormirá jamás” (Bretón Primer manifiesto surrealista 20).

Sin duda alguna, tal como representa el carácter surrealista, estos versos denotan un paisaje de ensoñación, por ejemplo, atribuyendo características que no son habituales a seres u objetos de la realidad como es hablar de pulpos alados, pero por otro lado la imagen de la muerte asociada a tradiciones como la greco-romana, suele estar circunscrita a la imagen de Caronte, en tanto barquero que atraviesa y guía las almas de los muertos al Hades. También la resignificación del concepto de tiempo nos permite repensar la muerte como un estancamiento temporal que se eterniza.

El poema solo se vuelve tal cuando como lectores nos apropiamos de él y damos cuenta de nuestra propia interpretación, así versos como “De los calabozos rezumará un licor más fuerte que la muerte … Y todo pasará dentro del amor indivisible” (Bretón La muerte rosa); nos permiten repensar la asociación de las pulsiones de Eros y thánatos (amor y muerte) en términos freudianos; piénsese que los principales postulados del surrealismo dialogan con las teorías del autor. Sin embargo, como lectores actualizamos más allá del contexto de producción la obra y según nuestras circunstancias lo reinterpretamos; es por ello que el sentido hiperbólico de los versos citados en relación a un sabor que supera la muerte nos podría parece inclusive inimaginable, salvo en los territorios de lo onírico, donde el amor a su vez todo lo puede y se vuelca en aquella sustancia indivisible más allá de la muerte.

En línea con lo anterior, Wolfgang Iser en sus proposiciones fenomenológicas, plantea: “La obra de arte es la constitución del texto en la conciencia del lector” (Iser El proceso de lectura 149); en otras palabras, solo podremos hablar de obra literaria o artística cuando se cumpla procesualmente dicha actualización por parte efectiva del receptor de la obra. Incluso Iser va más allá, ya que señala que el lector cumple un rol central en el proceso de productividad de la obra artístico-literaria, que active las capacidades y busque la satisfacción en ello por parte del lector. De esta manera, por ejemplo, implícitamente se realiza una crítica a la literatura decimonónica como lo fue el realismo, ya que este tendía a darnos obras las más de las veces acabadas en sus descripciones detalladas con escaso espacio a la interpretación personal y a la completud de nuevos significados que se actualizarán en la mente del lector. En ese sentido como se ha observado con los ejemplos citados, las obras de vanguardia resultarán claves en este proceso de activación de nuevas significaciones, en contraposición a la literatura de antaño, permitiendo al lector activar sus sentidos y capacidades.

Es a lo anterior donde el juego de lo no dicho, las especulaciones, las múltiples formas expresivas del lenguaje de los hablantes, personajes y símbolos (verbal, paraverbal, no verbal), posibilitarán un cúmulo de inferencias: “Lo no dicho en escenas triviales en apariencia, los vacíos en las revueltas del diálogo no sólo introducen al lector en la acción, sino que le hacen revivir los múltiples aspectos de las situaciones diseñadas que de este modo adquieren una dimensión completamente nueva” (Iser El proceso de lectura 150).

Un aspecto relevante a considerar guarda relación con el horizonte de expectativas que en tanto lectores poseemos de una obra literaria en nuestro proceso de lectura, entre el lugar de sus indeterminaciones u omisiones con aquellos enunciados que sí han sido determinados y que se encontraban dentro de lo esperable; generando entonces, aquellos hiatos u obstáculos en dichas expectativas un desagrado en el lector, pero que dentro del marco de lo literario aquellas variantes indeterminadas suelen abundar e incluso son esperables: “Incluso en la historia más sencilla se da una ruptura de la consistencia por razones sencillas, puesto que ningún suceso puede ser contado exhaustivamente” (Iser El proceso de lectura 153).

Es interesante a su vez destacar la red de sentidos que se posibilitan en estas múltiples y heterogéneas conexiones que se producen entre los enunciados de un texto y su actualización por parte del lector, potenciadas por aquellos vacíos textuales y entrelazamientos de enunciados: “Cada lectura deviene así una actualización individualizada del texto en la medida en que el espacio de relaciones débilmente determinado permite alumbrar configuraciones diferentes de sentido” (Iser El proceso de lectura 153). No olvidar al respecto que el lector de textos literarios constituye un ente creador de sentidos que va abriendo y cerrando continuamente posibilidades de sentido en la lectura.

En todo caso podrá decirse que la forma de lectura de los textos literarios discurre como un continuo proceso de opciones mediante las que se realizan selectivamente las posibilidades de conexión. De este modo y hasta cierto punto la lectura manifiesta la inagotabilidad del texto que a su vez es condición de esas decisiones de selección en la lectura para hacer posible la constitución del objeto imaginario. En definitiva, el potencial del texto excede toda realización individual en la lectura (Iser El proceso de lectura 153).

Resulta esclarecedor igualmente lo que el autor refiere en torno a la actualización y relectura que como lectores hacemos de un texto literario, donde cada nueva lectura constituye un nuevo proceso de resignificaciones, reinterpretaciones, selecciones que están dadas por nuestras circunstancias particulares y contextuales en ese momento de lectura: “La experiencia de que el texto releído no produce la misma impresión formada en la primera lectura. Las razones de este hecho han de buscarse en parte en la especial circunstancia del lector” (Iser El proceso de lectura 153).

Iser identifica como una problemática central de la lectura que las configuraciones que nos forjamos de un texto están dadas por nuestras propias particularidades que se entroncan dialécticamente con el texto, siempre en búsqueda de sentidos y como tal, de coherencias, donde las expectativas y anticipaciones que puede hacer el lector son esenciales: “Las disposiciones individuales del lector, sus contenidos de conciencia, sus intuiciones condicionadas temporalmente y la historia de sus experiencias, se funden en mayor o menor medida con las señales del texto para formar una configuración significativa” (Iser El proceso de lectura 157).

Un aspecto no menor llegados a este punto es qué sucede en nuestros procesos de lectura una vez que elegimos una directriz o camino, dejando de lado otras posibles opciones en ese afán de una lectura acabada que dé cuenta un sentido pleno del texto, pero que justamente se opone al valor estético del mismo por las posibles interferencias de esas otras posibilidades de lectura no elegidas: “La tendencia a buscar una significación unívoca tiende a imponerse en el proceso de selecciones de la lectura, sin conseguirlo nunca plenamente …operación de equilibrio que tiene lugar ineludiblemente en la lectura, y la formación de eventuales formas de consistencia que hace posible la experiencia estética del texto” (Iser El proceso de lectura 158).

A continuación, se revisarán los principales postulados que propugna el teórico y crítico Raymond Williams en relación con la literatura donde la sitúa desde un punto de vista crítico desacralizando su carácter de alta cultura o forma de pensamiento altamente desarrollado solo adscrita a su concepción moderna de lectura de la letra impresa y del libro, resaltando su marcado carácter ideológico: “Este es un sistema poderoso y a menudo olvidado de abstracción en el que el concepto de literatura deviene activamente ideológico” (Williams 66).

A su vez destaca el factor social y cultural de la literatura como un bien de consumo característico del capitalismo industrial “La literatura es el proceso y el resultado de la composición dentro de las propiedades sociales y formales del lenguaje … La especialización práctica del trabajo en la producción asalariada de mercancías; en otros términos: de 'ser' a 'trabajar'; desde el lenguaje al pasaje de 'mensajes' 'racionales' o ' 'informativos” (Williams 66 - 71). En ese sentido la literatura también fue entendida como actividad o práctica altamente especializada, propia de ciertas clases sociales: “Era una especialización particular de lo que había sido visto como una actividad o una práctica, y una especialización que, en esas circunstancias, se haría inevitablemente en términos de clases sociales” (Williams 68).

Como se permite apreciar, la literatura en aquel entonces se comenzó a entender más bien como una forma de consumo que definía gustos y criterios de determinadas clases sociales como lo fue la burguesía, buscando diferenciarse así en gusto y sensibilidad de las demás clases sociales de la época: “Como término nuevo, desde el siglo diecisiete se desarrolló … desde los comentarios sobre literatura, dentro de criterios aprendidos, al ejercicio consciente del gusto, la sensibilidad y la discriminación … literatura orientada hacia un énfasis sobre el uso o el (conspicuo) consumo de obras, más que hacia su producción” (Williams 70).

Lo anterior quedará enfatizado tal como señala Raymond, a través del léxico empleado para referirse a diferentes categorías asociadas a ese afán de sensibilidad representativo de la literatura: “Tenía su debilidad evidente en su tendencia a separar sentimientos de pensamientos (con un vocabulario asociado: subjetivo y objetivo, subconsciente y consciente, privado y público)” (Williams 71). La debilidad a la que apunta el autor coincide, por ejemplo, con los acontecimientos histórico-políticos, por ejemplo, de la primera mitad del siglo XX como lo fueron las guerras mundiales y las consecuencias que tuvo para la clase burguesa, perdiendo su cohesión y dominio.

No obstante, como bien señala Williams, este no hará sino evolucionar socialmente hacia el desarrollo una crítica literaria especializada: “Por ende estas formas de los conceptos de la literatura y la crítica son, en la perspectiva del desarrollo histórico-social, formas de una especialización de clase y de control de una práctica social general, y de una limitación clasista de la cuestión que debería relevarse” (Williams 71). Con el tiempo la crítica literaria se volvió cada vez más imprescindible, ante todo cuando conceptos de “buena y mala literatura”, “literatura de masas” o “cultura popular” comenzaron a emerger: “Por lo tanto, la categoría que había aparecido como objetiva, 'todos los libros impresos', y a la que se le había dado un fundamento de clase social como 'saber culto' y el dominio de 'gusto' y la 'sensibilidad', ahora se había convertido en un área necesariamente selectiva y autodefinida” (Williams 73).

Conceptos relevantes como el de tradición y de literaturas nacionales cobrarán cada vez mayor fuerza, generando nuevas visiones acerca de la identidad y cohesión social, donde la literatura cumplirá un rol fundamental, siendo la crítica la disciplina especializada de la literatura que por excelencia comenzaría a definir las tradiciones literarias y qué era digno o no de ser distinguido y relativo a ellas: “La idea de una  'literatura nacional' que había ido creciendo fuertemente desde el Renacimiento, diseñó todas las fuerzas positivas del nacionalismo cultural y sus logros reales … La 'literatura nacional' pronto cesó de ser historia y se transformó en tradición” (Williams 74).

Antes de proceder al análisis literario del poema “La muerte rosa” de André Bretón desde esta perspectiva teórica, se torna necesario aludir a las diversas acepciones que fueron atribuidas al concepto de ideología por parte del pensamiento marxista y los estudios culturales, a saber: “A) Un sistema de creencias característico de un grupo o una clase particular. B) Un sistema de creencias ilusorias -falsas ideas o falsa conciencia- que puede ser contrastado con el conocimiento verdadero o científico. C) El proceso general de la producción de significados e ideas” (Williams 78).

Para comenzar el análisis en esta línea argumental, me adscribiré a la acepción “a”, puesto que el poema analizado pertenece al movimiento artístico-literario del Surrealismo de Vanguardia en un contexto determinado – ya mencionado en la introducción-, donde el grupo de intelectuales, artistas y escritores que a él pertenecieron poseían un marcado carácter ideológico, denotado con claridad, por ejemplo, en lo expresado en el Primer manifiesto surrealista, cuyos postulados darán luces acerca de la ideología detrás del poema “La muerte rosa” de André Bretón.

Un claro ejemplo de los planteamientos ideológicos del surrealismo lo constituye la búsqueda de la libertad en todos los planos de la existencia, lo que incluye claro está, también a la creación artístico-literaria, cuya función es atisbada insoslayablemente vinculada a la imaginación: “Lo único que todavía me exalta es la palabra libertad. La creo capaz de mantener indefinidamente el viejo fanatismo humano. Responde, sin lugar a dudas, a mi única aspiración legítima … hay que reconocer que también nos han dejado la máxima libertad espiritual” (Bretón Primer manifiesto surrealista 20-21).

La libertad en las obras surrealistas se presenta de las más variadas formas, desde la imaginación, la escritura creativa, la libre asociación de ideas o como se apreciará en los siguientes versos, en la capacidad literaria y poética del escritor para crear visiones literarias donde los límites del espacio-tiempo son trastocados, donde los conceptos de vida y muerte se hacen uno solo, de naturaleza indivisible, donde el tiempo no persigue la lógica continúa; en suma es la imaginación en su máxima libertad creativa la que permite que la escritura surrealista adquiera nuevas significaciones “Sonríe danzarina alrededor del único lustro que no caerá / Trampa del tiempo…Silencio y vida … Mañana engañarás a tu propia juventud … Los ecos solos harán moldes de todos los lugares que existieron” (Bretón La muerte rosa).

Finalmente, a modo de conclusión, cabe referir que ambas corrientes teóricas “Estética de la recepción” y “marxismo literario” permitieron abrir nuevas líneas de sentido, generando distintas posibilidades de interpretación del texto elegido, poniendo énfasis en los procesos de lectura y su actualización por parte del lector en el caso de la fenomenología y su reinterpretación contextual y actualizada, así como el marcado carácter ideológico de toda obra literaria que se enmarca en un contexto determinado, prefigurada en un movimiento artístico y creada por un autor. Todos principios fundantes que marcan un precedente innegable para la interpretación literaria. No obstante, pese a la diferencia de ambos métodos de análisis, ambas teorías convergen en que la obra siempre termina siendo productora de sentidos y, por tanto, despiertan su calidad polisemántica en diálogo con la sociedad de su época o con aquella en la que es recibida según sus diferentes perspectivas. En síntesis, no son métodos excluyentes, sino que complementarios que enriquecen nuestros procesos de lectura y recepción de la obra literaria

 

Lista de trabajos citados.

Bretón, André. “La muerte rosa”, Ciudad Seva. La muerte rosa - André Breton - Ciudad Seva - Luis López Nieves

Bretón, André. Primer manifiesto surrealista. Traducción de Aldo Pellegrini, 2a ed., Editorial Argonauta, 2001.

Williams, Raymond. “Literatura”. Marxismo y literatura. Trad. Guillermo David. Buenos Aires: Las Cuarenta., 2009, pp. 65-78.

Wolfgang, Iser. “El proceso de lectura” En Warning, Rainer (coord.) Estética de la recepción. Madrid: Visor, 1989, pp. 149-164.

 

 

 

Anexo.

La muerte rosa

André Breton

 

Los pulpos alados guiarán por última vez la barca cuyas
velas están hechas de ese solo día hora a hora
Es la velada única tras la cual sentirás subir por tus cabellos
el sol blanco y negro
De los calabozos rezumará un licor más fuerte que la muerte
Cuando se la contempla desde lo alto de un precipicio
Los cometas se posarán suavemente en los bosques antes
de fulminarlos
Y todo pasará dentro del amor indivisible
Si el motivo de los ríos nunca desaparece
Antes de que sea completamente de noche observarás
La gran pausa de la plata
Sobre un pescador en flor aparecerán las manos
Que escribieron estos versos y que serán husos de plata también
Y también golondrinas de plata sobre el oficio de la lluvia
Verás el horizonte abrirse y de pronto habrá acabado el
beso del espacio
Pero el miedo ya no existirá más y los cristales del cielo y del mar
Volarán por el viento con más fuerza que nosotros
Qué haré yo con el temblor de tu voz
Sonríe danzarina alrededor del único lustro que no caerá
Trampa del tiempo
Subiré los corazones de los hombres
Para una suprema lapidación
Mi hambre dará vueltas como un diamante demasiado tallado
Trenzará los cabellos de su hijo el fuego
Silencio y vida
Pero los nombres de los amantes se olvidarán
Como la adónica gota de sangre
En la luz enloquecida
Mañana engañarás a tu propia juventud
A tu gran juventud luciérnaga
Los ecos solos harán moldes de todos los lugares que existieron
Y en la infinita vegetación transparente
Te pasearás con la celeridad
Que se pide a los animales de los bosques
Acaso te desgranes entre mis despojos
Sin verlos lo mismo que uno se arroja sobre un arma fluctuante
Pero yo perteneceré al vacío semejante a los Peldaños
De una escalera cuyo movimiento se llama muy penoso
Para ti los perfumes desde entonces los perfumes prohibidos
Lo angélico
Bajo el musgo esponjoso y bajo tus pasos que no existen
Mis sueños serán vanos y formales como el rumor de los
párpados del agua en la sombra
Me introduciré en los tuyos para sondear la profundidad
de tus lágrimas
Mis llamadas te dejarán dulcemente vacilante
Y en el tren hecho de tortugas de hielo
No tendrás que tirar de la señal de alarma
Llegarás sola a esta playa perdida
Donde una estrella descenderá sobre tus equipajes de arena

Mi arte poética

Arte poética (José Chamorro)

Escribo desde el alma que aniquila la razón y no de sin razones del corazón deseadas. Escribo porque nací poeta en una generación ...